El Código Orgánico Territorial (COTAD), en su Art.105, define la descentralización como: “la transferencia obligatoria, progresiva y definitiva de competencias con los respectivos talentos humanos y recursos financieros, materiales y tecnológicos, desde el gobierno central hacia los gobiernos autónomos descentralizados”.
El Art. 1 de la Constitución del Ecuador establece que el país “se organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada”. Por su parte, el Art. 3, entre los deberes primordiales del Estado, en su numeral 6, señala: “Promover el desarrollo equitativo y solidario de todo el territorio, mediante el fortalecimiento del proceso de autonomías y descentralización”. Finalmente, el Art.147, numeral 5, entre los deberes del Presidente de la República, dispone: “Dirigir la administración pública en forma desconcentrada y expedir los decretos necesarios para su integración, organización, regulación y control”.
La descentralización podría representar cambios fundamentales dentro del Estado, planteando desafíos y retos que los gobiernos autónomos deben enfrentar de manera organizada y paulatina.
En este contexto, es destacable el trabajo desarrollado por valiosos profesionales cuencanos, de diferentes orientaciones políticas y con una amplia trayectoria en los ámbitos público, privado y educativo, pero, sobre todo, caracterizados por su amor a Cuenca. Semana tras semana preparan la página DESCENTRALIZA-T, publicada los domingos en Diario El Mercurio, con la finalidad de promover la descentralización, destacando las inmensas fortalezas del Azuay, los aportes que entrega al erario nacional sin recibir una justa retribución por al nefasto centralismo.
El trabajo desarrollado por Carlos Cordero, Tarquino Orellana, Fabián Jaramillo, Fernando Cordero, Ronnie Araneda, René Cardoso, Gabriela Eljuri y Juan Pablo Serrano, junto a los caricaturistas David Jiménez y Manuel Contreras, es oportuno, para estos últimos años, en los cuales el maltrato y el “quemimportismo” del gobierno central hacia el Azuay se han acentuado. Basta recorrer la vialidad primaria abandonada para constatarlo. Es, por tanto, el momento oportuno para la unidad y para iniciar un verdadero proceso de regionalización. (O)








