¡Que sana envidia! 

El pleno del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) aceptó la renuncia del fiscal subrogante Wilson Toainga, designó en su reemplazo al doctor Leonardo Alarcón y ratificó que el proceso para designar al nuevo fiscal general continúa en curso y que el nombre de la autoridad elegida se conocerá en un máximo de seis meses. La designación referida debió realizarse en abril pasado, es decir hace siete meses, pero se dieron “demoras” que obligaron a prorrogar funciones de las máximas autoridades de la fiscalía. 

En la actualidad, recién se está tratando de conformar la Comisión Ciudadana de Selección, que organizará el concurso público para designar al nuevo fiscal, incluida la convocatoria para el mismo. No es que seamos desconfiados gratuitamente, pero los antecedentes a la mano nos llevan a pensar que va a ser muy difícil que el CPCCS nos tenga con nuevo fiscal para junio próximo, cuando se cumpla, en el mejor de los casos, trece meses más del tiempo en que debió ser designada tan alta autoridad. 

He revisado cuánto dura un proceso para elegir un nuevo fiscal general en dos países tan lejanos y tan cercanos a la vez, como los EE.UU y Méjico, con ocasión de dos circunstancias recientes. Y la realidad me ha dejado boquiabierto, en los EE.UU dura veinte días y en Méjico treinta días. Si si, tal y como lo leen. No he querido escribir “meses” y he salido escribiendo “días”. No, se trata de DIAS. Y me he puesto a pensar entonces, ¿Qué hará que en estos países, que aparentan ser tan diferentes, los fiscales generales sean designados en tan corto tiempo?, ¿no será que en estos dos países los abogados son tan buenos y rectos, que encontrar perfiles para fiscal general se vuelve un juego de niños?, ¿no será que la metida de manos en la justicia, se mantiene activa en el país, desde los concursos de selección, y que ello entorpece cualquier acción que persiga una administración de justicia proba e imparcial? Existen delitos tipificados como la obstrucción de la justicia o el tráfico de influencias: los politiqueros deberían mantenerse alejados de los jueces, por aire, mar y tierra, y en un radio ¡de unos 200 kilómetros! (O)

Dr. Juan Castanier

Dr. Juan Castanier

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