¡Delincuencia incontrolable!

Nuestra antes pacífica y sosegada ciudad, de un tiempo acá se ha convertido en un reducto incontrolable del hampa, de la delincuencia y de muchos hechos inusuales que antes no se veían, y que prácticamente dan lugar a que se pueda cambiar su título de “Patrimonio de la humanidad” por el de “Cuenca tierra de nadie”. Es que ya no es ninguna novedad que, en nuestras calles todos los días se observen y se reporten robos, asaltos, violaciones, homicidios, a cualquier hora del día, y en todos los barrios, sin distingo alguno; siendo perjudicados transeúntes, domicilios, comercios, empresas, etc. Qué pena que nuestra bella y querida urbe se encuentre tan desprotegida, que no exista ninguna seguridad, y que tengan luz verde audaces y avezados delincuentes, cuyos tentáculos avanzan inmisericordemente tiñendo de sangre las calles de nuestra región, sin que exista un proyecto serio y concreto de parte de las autoridades locales, para frenar en algo este auge delictivo, del que venimos siendo objeto los conciudadanos. Amén de los conductores de vehículos, mención especial para los motociclistas, que conducen en estado de ebriedad y en forma muy desaprensiva, sin respetar las señales de tránsito, causando desgracias con pérdidas materiales incalculables y sobre todo con pérdida de vidas humanas irreparables. Debemos reconocer también que, nuestras autoridades han sido incapaces para frenar en algo el trabajo callejero de migrantes y compatriotas, ya que a cada paso y en cada semáforo nos topamos con niños trabajadores, pordioseros, limosneros, limpiadores de parabrisas, vendedores ambulantes, etc., que, a través de las dádivas de los transeúntes, venden sus ilusiones y se fabrican falsas esperanzas, sin que las autoridades gubernamentales se preocupen del futuro de estas desdichadas criaturas. Lamentablemente esta es la triste realidad que estamos viviendo día a día en nuestra querida “Santa Ana de los 4 ríos, la Atenas del Ecuador, patrimonio de la humanidad”. Así, en medio de esta verdad, de este caos, de esta incertidumbre y de esta falta de planificación, nos llegó diciembre y la venida del próximo año. Pidamos a Dios que ilumine la mente de nuestras autoridades, que en vez de hablar tanto, se dediquen a trabajar, y que tengan el valor y el coraje necesario para controlar esta descomposición de valores, con la esperanza de que el próximo año podamos vivir días mejores. (O)

Dr. Francisco Chérrez

Dr. Francisco Chérrez

Médico Pediatra. Expresidente de la Sociedad de Pediatría del Azuay. Expresidente de la Federación ecuatoriana de Pediatría. Exjefe de Residentes del Hospital Vicente Corral Moscoso. Autor de libros.
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