Les juro, jurito, que quisiera no tener que decir nada de lo que digo sobre el alcalde de Cuenca; es más, quisiera tener muchas cosas buenas que resaltar de la gestión del mentado servidor público, pero francamente no encuentro nada que sea realmente destacable por sí mismo o en comparación con administraciones precedentes, aunque él vocifere lo contrario, obviamente no cabe agradecer o ensalzar el que cumplan con el trabajo que están obligados a desarrollar, en caso de que así lo estén haciendo.
Varias veces Zamora a “meado fuera del pilche”, desubicándose por completo, provocando vergüenza ajena.
En estos días ha protagonizado otro episodio que da cuenta de que no termina de colocarse en el lugar que debería. Frente a un informe de Contraloría arremete contra los auditores, sin darse cuenta que ellos cumplen con su trabajo, el de él y de los intervinientes en los procesos observados por el ente de control, es entregar los justificativos que los respalden, desvirtuar, sin tienen con qué, no amenazar ni apelar a bravuconadas propias de quien no tiene argumentos.
Fantasea diciendo que en la ciudad 9 de cada 10 le respaldan, que con el informe de CGE quieren “destruir una administración como nunca antes ha tenido el país”. La pedantería le puede. (O)




