Hay ratos en los que uno se rompe los sesos tratando de entender ciertas cosas, incluso desde la supina ignorancia, desde cierta experiencia de vida, por qué no desde aquella dejada por tantos y tantos años de haber ejercido el oficio periodístico al amparo de los siete monosílabos del reporterismo: “si-no-se-va-no-se-ve”, un lema hoy inexistente. Desde …


