Agua perpetua se ‘garantizó’ al fundar Cuenca

El canal de agua en Pumapungo, o baños del Inca, es una clara evidencia del manejo del agua en la época Inca. /XCA
El canal de agua en Pumapungo, o baños del Inca, es una clara evidencia del manejo del agua en la época Inca. /XCA

Cuenca proviene del latín ‘Concha’, que según la RAE significa “el territorio cuyas aguas afluyen todas a un mismo río”.

El vínculo de Cuenca con el agua es innegable. Basta con saber que antes de su fundación, no de manera oficial pero sí por tradición, a la ciudad se la conocía como Santa Ana de los Ríos.

Además, mucho antes de ser Guapdondelig y Pumapungo, también existe evidencia de esta relación.

Diego Arteaga, historiador, sostiene que esta fue erigida con la categoría de ciudad de Cuenca y aunque nada de documentación existe respecto a que lo fue con la denominación de ‘Santa Ana de los Ríos de Cuenca’ o ‘Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca’, como es frecuente denominarla, “ha primado la tradición”.

Incluso recordó que la inscripción en la Unesco está realizada con la última frase.

Pese a no haber una fecha exacta de esta denominación, se sabe que antes de la fundación de Cuenca, en 1557, Núñez de Bonilla recibió de Pizarro “la encomienda de los cañaris”, grupo étnico que había colaborado estrechamente en la caída del Estado Inca, y a principios de 1538 se trasladó a Tomebamba en compañía de soldados y sacerdotes.

Para cumplir con lo dispuesto por Pizarro, procedió a levantar un pequeño caserío con techumbres de paja y paredes de lodo y adobe en la llanura de Paucarbamba.

A esta llamó Santa Ana de los Ríos. Sobre este caserío, Gil Ramírez Dávalos fundaría la actual Cuenca en 1557.

Por otra parte, el significado Cuenca proviene del latín ‘Concha’.

Según una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua significa “el territorio cuyas aguas afluyen todas a un mismo río”.

Esas mismas aguas de las que, probablemente, se aprovecharon las culturas prehispánicas para sus quehaceres cotidianos.

El antecedentes prehispánico

Gracias a ese vínculo con el agua, es posible remontarse a la época prehispánica e incluso muchos más atrás en donde los primeros pobladores ya mostraron su interés por domesticarla.

Cronológicamente se puede decir que Challuabamba ha sido clave para desvelar las posibles primeras acciones que los habitantes
ejecutaron entre 2700 y 1700 a.C. (antes de Cristo) para intentar amansar el agua.

‘Art and Archaeology of Challuabamba, Ecuador’, de Terence Grieder y otros autores, revela la presencia de un canal de piedra abovedado en este sector, al norte de Cuenca.

Según los investigadores, durante una excavación de 1996, se hallaron estos indicios cerca del río Tomebamba, en lo que hoy pertenece a la parroquia Nulti.

Juan Pablo Vargas, arqueólogo e investigador del Gobierno Provincial del Azuay, sostiene que esta es la evidencia más antigua del probable manejo de agua en la era precañari.

El hallazgo en este sitio, datado por carbono 14, revela la existencia de canales formativos. Esto permitiría demostrar que los grupos sociales tempranos ya controlaban y domesticaban el agua para su beneficio y el de la comunidad.

Según Vargas, este conocimiento fue transmitido y heredado de generación en generación, incluidas las culturas Cañari e Inca.

No obstante, sostiene que es limitada la evidencia arqueológica directa de canales exclusivamente Cañari.

Pero sí se presume su presencia mediante la reutilización de infraestructura en los canales incas, como los de Pumapungo y Mollopongo, en Pucará, en los que se exhibe una mampostería más elaborada.

Un punto cercano para aproximarse a entender los canales Inca reside en la planicie situada al pie del monumento prehispánico de Pumapungo. Allí existe un gran canal rectilíneo de 350 metros de longitud, de paredes de piedra labrada de características incaicas.

En medio canal existen dos baños antiguos frente a frente. Esta es evidencia de cómo utilizaban los canales para usos, posiblemente cotidianos.

Estas estructuras fueron clave para levantar la nueva ciudad, de hecho, la mayoría han quedado sepultadas bajo el suelo de Cuenca y solo se descubre con hallazgos repentinos y a veces fortuitos.

Canales de agua

En el acta de fundación, Cuenca el nombre que
recibe la ciudad y no Santa Ana de los Ríos o Santa Ana de los
Cuatro Ríos, no obstante, se lo hace por tradición.
En el acta de fundación, Cuenca el nombre que recibe la ciudad y no Santa Ana de los Ríos o Santa Ana de los Cuatro Ríos, no obstante, se lo hace por tradición.

Y no fue solo el nombre. Con la fundación de la ciudad, se aprovechó el agua para distintos usos, desde los alimenticios hasta los sanitarios.

Según consta en el acta de fundación de Cuenca, del 12 de abril de 1557, que reposa en el Museo Remigio Crespo Toral, la orden que Andrés Hurtado de Mendoza dio a Gil Ramírez Dávalos para la fundación de Cuenca “en la Provincia de Tomebamba”, es clara. “Debes ver el mejor lugar para fundar el pueblo, teniendo atención a que tenga agua perpetua, monte para leña y tierra para poder repartir y disposición para hacer molinos junto al pueblo…”.

El agua perpetua estuvo garantizada desde la fundación gracias a sus cuatro ríos, esto garantizaría la presencia de agua para los molinos. Pero, faltaba cómo usarla para la salud de los habitantes de Cuenca.

: En la actualidad se han revelado canales de agua
que dejan ver los usos que ha tenido a lo largo de la historia de la
ciudad actual.
: En la actualidad se han revelado canales de agua que dejan ver los usos que ha tenido a lo largo de la historia de la ciudad actual.

Así habrían surgido los canales, como una alternativa para las aguas servidas y mover los molinos de maíz.

Esas se pueden evidenciar en el plano de Cuenca de 1729 hecho por Manuel Núñez de la Cruz. En él incluso se observa un pequeño puente que permite cruzar uno de los canales en lo que hoy sería la intersección de las calles Benigno Malo y Sucre.

En la actualidad Santa Ana de los Ríos de Cuenca, Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca o Cuenca de los Cuatro Ríos solo reflejan el apego y el amor incondicional que tiene la ciudad por sus afluentes y su vitalidad.

Canales de la Colonia

Plano de Cuenca de 1729 hecho por Manuel Núñez
de la Cruz, donde se observa la antigua iglesia de La Compañía de
Jesús y los canales de agua.
Plano de Cuenca de 1729 hecho por Manuel Núñez de la Cruz, donde se observa la antigua iglesia de La Compañía de Jesús y los canales de agua.

Para los investigadores contemporáneos, la actual red hídrica de Cuenca es un legado prehispánico. Hugo Burgos Guevara y Jaime Idrovo, por ejemplo, han rastreado la existencia temprana de sistemas de manejo del agua. Evidencia queda en las conocidas acequias del Gallinazo y de Cullca.

Esta última, asociada a las posibles ‘collcas’ incas en la parte alta que sugiere que su origen podría ser prehispánico o que al menos fue inmediatamente incorporado y aprovechado durante la ocupación inca, según Vargas.

En la Colonia gestionar el agua era esencial no solo para la agricultura sino también para el saneamiento y el consumo de la población.

Las excavaciones arqueológicas en el centro de Cuenca, como las realizadas en la antigua Escuela Central, han revelado una compleja red de canales abovedados, algunos de hasta dos metros de altura.

La presencia de diversas tipologías de canales a lo largo de la ciudad indica un «proceso de desarrollo continuo y permanente» en el uso de esta infraestructura, con evidencias que van desde lo inca hasta la Colonia. (I)

DATOS

  • Según Juan Cordero Íñiguez, cronista vitalicio de Cuenca, “parece que los primeros españoles que habitaron Cuenca eran devotos a Santa Ana”.
  • Santa Ana de los ríos de Cuenca corresponde a la denominación otorgada por la Unesco en 1999 cuando ganó el título de Patrimonio de la Humanidad.
  • Max Uhle halló cimientos, formados generalmente de piedras de río, que aún muestran los contornos de antiguos edificios en
    Challuabamba.

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REDACCION EL MERCURIO
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