Restos del padre Romel Virgilio Soto reposarán en la cripta de la catedral de la Inmaculada Concepción

Feligreses acompañan el féretro del padre Romel en las criptas de la Catedral de la Inmaculada, donde fue sepultado tras una misa de despedida. XCA

Las exequias del padre Romel Virgilio Soto Sarango se realizaron el 8 de noviembre de 2025 en la Catedral de la Inmaculada Concepción, con la presencia de fieles, autoridades eclesiásticas y ciudadanos que acudieron a despedirlo.

Durante la Eucaristía se expresaron gestos de veneración y gratitud por la trayectoria pastoral del sacerdote, recordado por su vocación abnegada y su entrega generosa al servicio de los demás.

La ceremonia litúrgica fue presidida por monseñor Marcos Pérez, arzobispo de Cuenca. Contó con la participación de monseñor Fernando Ortega, obispo auxiliar, así como de sacerdotes de la Arquidiócesis, representantes de la academia, familiares y miembros de la comunidad.

Procesión

Al concluir la misa, decenas de personas acompañaron el féretro en una procesión hasta la cripta de la Catedral. Allí fueron depositados sus restos entre oraciones, cánticos y muestras de afecto.

Desde ahora, el padre Soto reposa en este lugar como símbolo de su legado espiritual y pastoral.

El padre Romel Soto, quien falleció el 6 de noviembre de 2025, sirvió en diversas parroquias y comunidades del Azuay.

La Arquidiócesis de Cuenca destacó que estaba próximo a cumplir 30 años de ordenación sacerdotal.

Entre sus aportes se resalta su labor como párroco de San Lucas de Llacao, donde permaneció cerca de 15 años y lideró la construcción del Centro de Formación “San Lucas de Llacao”.

Jaime Pérez, morador de El Cebollar asistió a la misa de despedida, recordó con emoción la labor del padre Romel en su comunidad.

Destacó que el sacerdote fue una figura cercana, un amigo y guía espiritual que marcó la vida de muchos feligreses.

“Estuvo en Llacao y también en San Pedro de El Cebollar, donde fue más que un párroco: un amigo que unía a la gente”, expresó Jaime.

«Él nos decía que no lloremos cuando ya no esté, pero ya no está entre nosotros, es difícil. Haremos todo lo posible por continuar las obras y los caminos que él nos dejó».

El padre Romel permaneció más de cinco años en esa parroquia. “No imaginamos una pérdida así, tan inesperada; es muy doloroso despedirlo, pero sentimos que ganamos un amigo en el cielo”, añadió. (I)

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Patricia Naula Herembás

Patricia Naula Herembás

Licenciada en Comunicación Social con experiencia en medios tradicionales y digitales. Hace coberturas y en redacción de temáticas de emprendimiento, empresarial, sociedad e interculturalidad.
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