Martín Parra: “Mi sueño es el título mundial”

Para Martín Parra, cada día es un sueño cumplido. Con apenas 8 años ingresó al mundo de los combates sin imaginar lo que le depararía el futuro.

Hoy, a sus 19 años, es considerado uno de los talentos más prometedores del muay thai en Tailandia y ya tiene clara su meta: ser campeón mundial.

No todo ha sido fácil. Parra incluso vendió su motocicleta para financiar sus viajes.

“Mi familia es vital, ellos han hecho rifas para ayudarme. Mi profesor Leo Pacheco nunca me dio la espalda y siempre me motivó. Cuando uno tiene enfoque y muchas ganas, nada te saca de la mente el objetivo. Voy a ser campeón”.

Su aventura en Asia empezó hace seis meses, cuando viajó a Tailandia decidido a estar entre los mejores. Pese a las barreras del idioma, la alimentación y la cultura, se mantiene firme.

El pasado 25 de julio debutó en la One Championship de Asia, una de las promotoras más importantes del muay thai a nivel mundial, y lo hizo con triunfo. Derrotó al italiano Antonio Piana en la categoría de 115 libras (peso átomo).

Martín Parra es formado en el Kamikaze Cuenca

Formado en el Gimnasio Kamikaze Cuenca, bajo la dirección de Leo Pacheco, Parra ha tenido un proceso de crecimiento constante. Durante medio año acumuló entre una y dos peleas mensuales, hasta llamar la atención internacional.

“Peleaba con quien sea, lo importante era que me vieran. Tras un combate en Camboya recibí la llamada de la promotora y desde allí se abrió la oportunidad”, recuerda.

Su paso por Cuenca será corto. Permanecerá alrededor de 40 días para realizarse chequeos médicos y recuperar energías, antes de volver a Bangkok, donde lo espera su segunda pelea en la promotora dentro de mes y medio. Sus posibles rivales provienen de Irán, Francia o Afganistán.

“Estas peleas son el camino al título. Necesito crecer en récord y demostrar más. Hoy estoy invicto con 6-0 como profesional. Mi sueño es traer ese cinturón a mi ciudad y demostrar que aquí también hay guerreros. Espero que las empresas puedan apoyarme”.

La alimentación y la comunicación han sido parte del desafío. “Allá la comida es muy diferente: arroz blanco con picante casi todos los días, poca proteína. El idioma tampoco lo entiendo mucho, me manejo por señas, pero ya me voy acostumbrando”.

Su entrenador y guía, Leo Pacheco, recuerda que desde los 8 años notó algo especial en Martín.

“Siempre tuvo un enfoque distinto y hambre de crecer. Llegó un punto en que ya no había más que enseñarle aquí, así que decidimos arriesgarnos en Tailandia. Le dije: tienes que hacerte un nombre. Desde el primer día mostró personalidad”. (D)

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Ismael Alvarado

Licenciado en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas deportivas de todas las disciplinas a nivel nacional. Producción y contenido para medios digitales.

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