La fiscalización debe ser oportuna

Inaudito. Días atrás, un asambleísta por Azuay hizo una denuncia contundente: la construcción, por separado, de tres hospitales municipales, valorados en USD 21 millones, fue adjudicada a un único contratista mediante licitación internacional.

Cuestionó la casi nula, o nula misma, fiscalización del Concejo Cantonal.

Solo entonces, y por eso hablamos de inaudito, la Comisión de Fiscalización da inicio a un proceso de revisión de los procesos licitatorios. No esta mal; pero era su obligación, no solo legal, sino hasta cívica, cumplir con su deber desde el comienzo; es decir, desde cuando cualquier obra municipal es puesta en marcha.

Según informa El Mercurio, un mismo nombre aparece entre los accionistas del consorcio beneficiario de los tres contratos, en los cuales, además, figura como procurador común, y, de remate, gerencia varias de las empresas integrantes del grupo.

Según la concejal presidente de la Comisión de Fiscalización, el propio SERCOP hizo observaciones; pues el contratante, o sea el Municipio, pidió al mismo triple contratista encargarse de la implementación hospitalaria, rubro este, el más importante, delicado y sin margen de improvisación.

¿Cuándo hizo esa observación el SERCOP? ¿Cuál la respuesta? ¿Cuáles son las razones de esa Comisión para no haber seguido “a pie juntillas” los procesos licitatorios, incluso las del resto de concejales, varios de los cuales tendrían a sus familiares laborando en el Municipio?

Para la Coordinación de Infraestructura del Municipio, se trató de tres procesos de contratación púbica internacional, determinados por la CAF, otorgante del crédito.

La diferencia, según da a entender, radica en la “experiencia específica”, y solo la tuvo el consorcio quiteño, tributante en otra ciudad, desde donde, a lo mejor, traerá a sus propios obreros y materiales constructivos.

El caso debe ser transparentado. “La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo”.

REM

REDACCION EL MERCURIO

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