Comienza el calvario económico para los padres de familia en la antesala del comienzo de un nuevo clico escolar.
Librerías, papelerías, locales donde ofrecen uniformes, están copados en pro de adquirir las listas de útiles y uniformes, estos últimos en caso de ser necesarios, excepto si es por primera vez.
Según disposición del Ministerio de Educación, el valor de uniformes, útiles escolares, textos y plataformas digitales no deberá exceder el monto correspondiente a un salario básico unificado o del décimo cuarto sueldo, es decir $470.
De por sí esta cifra resulta alta, con mayor razón para quienes sus ingresos ni siquiera la alcanzan y deben sufragar gastos adicionales.
Además, el décimo cuarto no todos los reciben y constituyen un gran segmento poblacional.
Como sucede al inicio de cada año lectivo, no faltan quejas y denuncias, no únicamente por los altos valores en especial de los textos, cuanto porque su adquisición está direccionada a favor de tal o cual lugar específico. Esto último está prohibido.
Con el auge tecnológico en la educación sobrevienen otros gastos: la compra de plataformas digitales utilizadas como complementos en la enseñanza.
Según lo expresado por algunos padres de familia, en varios planteles exigen una plataforma para matemáticas, otra para inglés. Solo esta última cuesta $155 y tampoco es utilizado todo su contenido a lo largo del año escolar, como ocurre con los textos, incluso con los cuadernos y otros materiales.
Incorporando aquellos gastos, el monto a invertir sobrepasa aquellos $470.
El uso de plataformas es valorado por los maestros, sobre todo en planteles particulares; pues permite dar flexibilidad en el aprendizaje, el acceso de los alumnos a los materiales desde cualquier lugar y momento, hacer un seguimiento académico, entre otras facilidades.
En todo caso, la educación, así sea la pública, golpea la economía familiar.