Fue un sueño, ciertamente. Un maravilloso sueño nacido del horror de la Segunda Guerra Mundial, esa borrachera de odio ocurrida en medio de uno de los mayores genocidios de la historia. Un sueño que tomaba forma y sentido cuando, un día como hoy se creaba en la ciudad de Nueva York la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el propósito de devolverle el sentido común a la humanidad y crear una conciencia de especie que pueda desterrar el azote de la guerra, abrazar la diversidad humana y cuidar la casa grande.
Hoy, a los 80 años de su creación, ese sueño se ha desvanecido y este incómodo cumpleaños llega marcado por la impotencia y el silencio cómplice que no pasa de emitir tibios comunicados, ante el genocidio de Gaza y los dramas humanos de Ucrania y Sudán, dos entre los 61 conflictos armados a nivel global que, al día de hoy, involucran a más de 36 países, mientras la “autodefensa” sirve de coartada para bombardear poblaciones civiles con absoluta impunidad.
Más de 300 millones de seres humanos están bajo asedio, desplazados o amenazados mientras el mundo pierde la cabeza y permite un nuevo e impensable auge de los fascismos y nacionalismos autoritarios (Trump, Orban, Netanyahu, Erdogan, VOX, Meloni, Le Pen) que hace tiempo creíamos olvidados. Hoy, en el escenario mundial, se impone nuevamente el discurso del miedo, el discurso antinmigrante, la homofobia, la xenofobia, el racismo mientras los indígenas, las mujeres, las minorías y los pueblos desplazados se convierten en las nuevas víctimas de una geopolítica de impunidad avalada por un Concejo de Seguridad (órgano principal de la ONU), donde muchos opinan y pocos deciden. Y esos pocos (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) son, precisamente, las cinco economías del mundo que más lucran del inmenso negocio de la guerra.
En efecto, el maravilloso discurso de los derechos humanos, antorcha que iluminó la conciencia humana y nos permitió soñar con la paz y la fraternidad universal, hoy se ha convertido en un discurso vacío, cruel y retórico, que calla mucho más de lo dice y muestra mucho menos de lo que esconde… (O)
@andresugaldev