Mañana es nueve de octubre

Quiero contarles algo, amables lectores de esta columna, que va más allá de lo personal, porque se enlaza con motivaciones que rebasan lo individual y cotidiano.

Mi vida, como toda existencia, pagó sus tributos a las circunstancias que la rodearon cuando muy joven. Como militante de la congregación salesiana el Instituto Santistevan de Guayaquil fue ocasión para empezar a conocer la ciudad y amarla, porque nadie ama lo que desconoce; luego el Cristóbal Colón me ofreció el privilegio de servirlo.

Un buen día, mientras yo era uno más de los habitantes de la ciudad de Quito, recibí una llamada del rector del Liceo naval de Guayaquil ofreciéndome el cargo de jefe de Estudios de dicha institución. Este hecho creó un dilema: viajar a Bonn, donde había ganado una plaza de trabajo o quedarme en Ecuador. Al final decidí servir a la educación de nuestro país. Con mi esposa viajamos a Guayaquil en 1980; desde esa fecha hasta hoy la costa ecuatoriana es nuestro hogar.

¿Para qué esta página tan personal de mi vida profesional? Por una sencilla razón: intento sugerir algunos elementos que penden de una resolución, es decir, en la vida no todo es jolgorio ni tampoco vía crucis. Es menester pensar, asesorarse, sopesar circunstancias y luego decidirse con ‘alma, vida y corazón’, es decir, no a medias sino asumiendo responsablemente las consecuencias de un paso dado.

De la decisión que comento nacieron dos Ferias de ciencias en el Liceo Naval: la de Ciencias del mar y El Ecuador que vimos; luego como primer Director de la Escuela de Periodismo de la ULVR me entregué a la formación de personas íntegras y profesionales de la comunicación, entre tantos, Fausto Valdivieso y Tania Tinoco. La semilla cayó en terreno fértil.

De aquí en adelante, para ser breve, nacieron: Ecomundo, centro de estudios; el Tecnológico y luego la Universidad Espíritu Santo. Los humanos somos instrumentos en manos de Dios. La creación respira el oxígeno que generan seres que intentan ir más allá de sus huellas. Las grandes obras no fueron construidas por gigantes sino por voluntades dispuestas a ser eslabones dispuestos a fusionar anhelos y realizaciones.

Mañana es nueve de octubre: una ocasión para tener presente a Guayaquil, la ciudad de octubre y, también, a este servidor de ustedes, para agradecer al Creador por sus nueve décadas de ‘risueña existencia’. (O)

Dr. David Samaniego

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Fundador de Ecomundo, Ecotec y Universidad Espíritu Santo en Guayaquil. Exprofesor del Liceo Naval y Universidad Laica (Guayaquil), Rector del colegio Spellman (Quito) y del colegio Cristóbal Colón (Guayaquil).

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