
El presidente Donald Trump asumió su nuevo mandato enfocado en prioridades internas, pero pronto buscó asumir un papel de pacificador y logró un acuerdo para Gaza aclamado en el mundo.
En septiembre de 1993 fue Bill Clinton quien reunió a los líderes israelíes y palestinos en la Casa Blanca para la histórica firma del primer acuerdo de Oslo, que marcó el inicio del autogobierno palestino.
Este fin de semana fue Trump quien selló un acuerdo para poner fin a dos años de devastadora guerra en Gaza y proclamó un «amanecer histórico de Oriente Medio«.
A pesar de su lenguaje poco modesto, Trump ha provocado dudas sobre si tiene la ambición y el compromiso necesarios para lograr un acuerdo más amplio que resuelva uno de los conflictos más complejos del mundo.
Trump dijo de forma vaga que «decidirá lo que crea correcto» para el futuro de los palestinos en «coordinación con otros Estados».
«Muchos prefieren la solución de un solo Estado, otros la de dos Estados. Ya veremos», dijo Trump a reporteros.
El enfoque audaz de Trump marca un cambio drástico respecto al proceso de Oslo, en el que negociadores israelíes y palestinos establecieron una hoja de ruta que eventualmente debía resolver disputas como las fronteras permanentes y el estatus de Jerusalén.
Trump ha apoyado con firmeza a Israel a pesar de la creciente indignación internacional por su ofensiva en Gaza, lanzada en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Pero luego presionó al primer ministro Benjamin Netanyahu después de que Israel atacara a líderes de Hamás en Catar, un socio clave de Estados Unidos.
«Lo fácil fue lo que se acaba de lograr, pero lo que se necesitaría para avanzar hacia la resolución de este conflicto requerirá mucho más que los detalles vagos que se presentan en el plan«, dijo Mona Yacoubian, directora del programa para Medio Oriente en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Este plan de 20 puntos publicado por la Casa Blanca solo menciona un eventual «camino creíble» hacia la creación de un Estado palestino.
También dice poco sobre Cisjordania, donde Israel ha intensificado la construcción y colonos extremistas han atacado a palestinos tras el ataque perpetrado por Hamás.
«Quizás fue el fracaso de Oslo lo que dio lugar al enfoque bastante poco convencional que ha adoptado Trump, en el que ha cortado cualquier tipo de proceso y simplemente ha presionado y persuadido«, dijo Yacoubian.
Otras potencias occidentales, incluyendo a Francia y Reino Unido, también se apartaron a su manera del modelo de diplomacia meticulosa de Oslo y el mes pasado reconocieron al Estado palestino.
– La oposición de Netanyahu –
Clinton, quien negoció con meticuloso detalle, había tenido enfrentamientos con Netanyahu, quien se ha opuesto firmemente a la posibilidad de un Estado palestino y al proceso de Oslo.
Cuando Netanyahu perdió el poder en aquel entonces, Clinton al final de su mandato intentó poner fin al conflicto con su cumbre de Camp David, la cual fracasó.
Ghaith al-Omari, quien fue asesor de los negociadores palestinos durante esa cumbre, dijo que no cree que ninguno de los líderes actuales sea capaz de alcanzar un acuerdo de paz duradero.
Afirmó que Netanyahu es poco confiable, incluso entre los líderes árabes que quieren mejores relaciones con Israel.
El primer ministro israelí, por su parte, ha rechazado que la Autoridad Palestina, rival de Hamás en Cisjordania, tenga algún papel en el proceso.
Mahmud Abás, el líder de la Autoridad Palestina, cumplirá 90 años el próximo mes y, más allá de su edad, está «demasiado desacreditado» después de que «los últimos 30 años hayan estado asociados con el fracaso», agregó al-Omari, miembro del Instituto de Washington para la Política de Medio Oriente.
En cuanto a Trump, al-Omari asegura que ha demostrado habilidad para aprovechar el momento, pero no ha establecido un equipo que indique una diplomacia sostenida en el tiempo. AFP