El descontento de la Generación Z en Perú

Cuando la policía empezó a reprimir a los manifestantes con perdigones y gas lacrimógeno, muchos intentaron huir por los callejones de la capital Lima. Los enfrentamientos del 15 de octubre terminaron con un muerto y un centenar de heridos.

El grueso de los que salieron a las agitadas calles forman parte de la Generación Z, la cara más visible de las protestas que reúne a jóvenes de entre 18 a 30 años.

Los mueve el descontento frente a las extorsiones y el sicariato, y la crisis política nacional.

Con la ya famosa anime One Piece como símbolo, exigen cambios estructurales que les garanticen un futuro digno tras ver pasar a siete presidentes en su país en la última década.

El emblema «lo adopta» Perú de las protestas juveniles en Asia y no forma parte de un movimiento mundial unificado, explica un estudiante a la AFP.

Todo funciona a través de redes sociales: organizan las movilizaciones, las reuniones y toman decisiones.

– Hospital o prisión –

Angelo Nael Genti, estudiante y manifestante de 19 años, enfrentó dos posibilidades: la cárcel o el hospital, donde terminó.

Desde Ventanilla, un barrio pobre de las afueras de Lima, cuenta a la AFP que salió con sus compañeros de la universidad pública a marchar pacíficamente.

Primero sintió el impacto de un perdigón en la pierna izquierda. Quiso escapar, pero cayó al suelo y unos siete policías, cuenta, lo embistieron a golpes y patadas.

Intentaron llevarlo preso, pero una paramédica insistió en llevarlo al hospital de urgencia.

«Me amenazaron», «me dijeron que si no me hubieran detenido seguramente me hubieran matado ahí mismo», cuenta mientras muestra los moretones en su brazo derecho. También tiene contusiones en la cabeza.

Sintió miedo. Y también lo siente cuando se oye «gritar» en los videos, virales en redes como muchos otros de las agresiones policiales de ese día.

Pero queremos «conservar esa idea de lucha para las siguientes generaciones«, dice y asegura que no dejará de protestar.

Su familia lo acompaña y ayuda a moverse en casa por las heridas.

Su madre, Amanda Tapia, afirma que es su «héroe» por salir a luchar por los derechos de los peruanos junto a otros jóvenes.

Quiere terminar sus estudios en conservación de patrimonio cultural y, posiblemente, empezar a estudiar cine.

– «Continúen luchando» –

Rosalinda, egresada de Derecho de 26 años, también salió a manifestarse como parte del movimiento.

Cuenta que lo hizo para «expulsar a los criminales del poder» y «luchar contra la injusticia», necesidad que siente desde niña.

De un sector pobre limeño e hija de una vendedora ambulante, le ha tocado trabajar y estudiar para sobrevivir.

El Estado «buscaba aislarnos de los movimientos sociales», señala a la AFP.

«Pero eso ya no es así. El pueblo ha despertado«, agrega desde un café cercano al centro de los jóvenes arrestados, a los que dio acompañamiento.

La fuerza pública encarceló a una veintena el 15 de octubre, pero todos salieron libres por falta de pruebas.

La AFP escuchó gritos desde el centro de detención antes de su liberación: «¡Déjenme salir!». Uno de ellos tiene una enfermedad psiquiátrica, según un familiar.

Rosalinda asegura que el movimiento juvenil, como ella, lucha contra la pobreza estructural en Perú.

A pesar del miedo que dice sentir en cada protesta, quiere seguir. Por sus padres y su hermano pequeño.

«Si yo no vuelvo, continúen luchando, les digo», dice con los ojos aguados.

– «Desprotegido» –

Wildalr Lozano tiene 20 años y recién empezó a marchar. Rodeado de trofeos de cricket en su casa en un barrio de clase media, es deportista en la selección peruana y estudiante.

Metido en las estructuras organizativas del movimiento Generación Z, no descarta ser político en un futuro.

«La convocatoria (de las marchas) fue por medio de redes sociales«, salió «un banner y así se fue distribuyendo», cuenta a la AFP.

Lo hace porque se siente «desprotegido» y «no identificado» con el gobierno.

Lozano asegura que el movimiento juvenil abarca diversas luchas, como el creciente malestar por la ola de extorsiones a trabajadores o su nivel de informalidad, que roza el 70%.

«A mí me han robado dos veces y (…) vivo en un distrito que se considera relativamente seguro», dice.

Su abuelo, presente en la conversación, recuerda de fondo: «No es ningún terruco (terrorista)».

Sectores conservadores peruanos comparan a los manifestantes con los terroristas del sangriento y extinto grupo Sendero Luminoso.

La Generación Z se siente más identificada con One Piece, según Lozano, porque su protagonista, Luffy, viaja intentando unir a la gente contra el régimen corrupto de los gobierna. AFP

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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