El 30,5 % de los hogares que tienen niños menores de cinco años en Ecuador consume agua contaminada con Escherichia coli (E. coli), es decir, con heces fecales; Azuay, aunque es una de las provincias con niveles más bajos de contaminación, también muestra cifras preocupantes, sobre todo, porque han ido en aumento.
Durante el Foro “Los Primeros 100 Días: Agua para prevenir la Desnutrición Crónica Infantil”, 400 participantes de la academia, sociedad civil, cooperación internacional, Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) y Juntas de Agua analizaron cómo la calidad de agua incide en que los niveles de desnutrición que, aunque están a la baja, no ceden lo suficiente.
La Encuesta Nacional de Desnutrición Crónica Infantil, elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), muestra cómo, entre el 2023 y el 2024, el porcentaje de hogares que consumen agua contaminada mejoró, pero, no dejó de ser elevado.
En la primera encuesta se determinó que el 36,7 % del agua que llegaba a hogares en el país contenía E. coli; este porcentaje, para el 2024, disminuyó a 30,5%, con una mejora de -6,2%.
Aunque a nivel rural el porcentaje también disminuyó, pasó de 56,5 % a 48,9%, esto equivale a que casi la mitad de los habitantes de estas zonas consumen agua contaminada con heces fecales.
La Organización Mundial de la Salud determina que el agua que llega a los hogares no debe tener ninguna bacteria coliforme fecal, ni E. coli, caso contrario, no es apta para el consumo humano.
El tratamiento del agua en Azuay
Juan Pablo Guzmán, de la Fundación Redni para la Nutrición Infantil, recalcó que la calidad del agua en Azuay evidencia un deterioro; en 2023 se determinó que la contaminación con E. coli llegaba a 9,8 % de los hogares de esta provincia, mientras que, en 2024 ascendió a 14,4 %, es decir, un incremento de 4,6 %.
Incluso Cuenca, cuya calidad del agua ha sido resaltada, se dio una desmejora en el nivel de contaminación, entre el 2023 y el 2024, pasó de tener 3,2 % de presencia de E. coli, a 4,2 %, es decir, el 1 % de diferencia.
“Cuando estamos diciendo que hay agua de mala calidad, estamos diciendo que es un agua con caca, así de grave es; en Azuay se detecta un deterioro de la calidad del agua que llega por la red pública, el aumento de 4,6 % tiene significancia estadística”, afirmó Guzmán.
Importancia del agua en la lucha contra la desnutrición
Juanita Bersosa, directora de Vinculación de la Universidad del Azuay, resaltó el acceso a agua de calidad es un derecho humano y, para la primera infancia, se convierte en un elemento indispensable para garantizar el bienestar y desarrollo integral.
“El agua es la base que sostiene el acceso seguro a otros servicios y derechos”, señaló Bersosa, por lo que se debería priorizar la inversión pública en este ámbito, en lo que existe una responsabilidad compartida, entre el Gobierno central y los GAD.
Si un niño consume agua contaminada puede provocarle diarrea o parasitosis, esto le impide absorber los nutrientes y, si se presenta de forma reiterada en los primeros 1.000 días de vida, un niño tiende a desarrollar desnutrición crónica o retraso en talla.
Una desnutrición que no cede
La crisis que afecta a la primera infancia en Ecuador quedó evidenciada en el Foro “Los Primeros 100 Días: Agua para prevenir la Desnutrición Crónica Infantil” con datos que exigen una acción inmediata: uno de cada cuatro niños menores de dos años sufre desnutrición crónica.
Aunque las cifras de desnutrición crónica infantil están a la baja, para el experto Juan Pablo Guzmán, la estadística no tiene significancia, pues entre el 2023 y el 2024 pasó apenas de 20,2 % a 19,3 % en niños menores de dos años.
En Azuay la cifra también está a la baja, pasó de 24,8 % a 21,1 %, lo cual la ubica en la media nacional, sin embargo, en algunas poblaciones de la provincia los porcentajes son preocupantes, en Sevilla de Oro la desnutrición alcanza al 48,8 % de los niños; Oña, Sígsig, Gualaceo, El Pan, Nabón y Sevilla de Oro tienen porcentajes superiores al 30 %. (I)











