Navegar en los Andes, descubrir la artesanía, conocer los secretos milenarios de las culturas ancestrales y sentir la adrenalina es solo una muestra de lo que se puede hacer en los cantones orientales de Azuay.
El origen del vocablo Azuay aún se debate entre la tradición oral que dice que el significado es “licor de los cielos” y un estudio lingüístico que asegura que significa “nieve” o “hielo”.
Si bien es algo en lo que todavía no hay un acuerdo definitivo, existe un punto en el que todos concuerdan de manera unánime: su gran riqueza cultural y turística que posee.
En los cantones orientales correspondientes a la Hoya del río Paute, teniendo como eje central la ciudad de Cuenca, el “licor de los cielos” “embriaga” con sus atractivos o deja “helado” a quienes se adentran en sus secretos.
Cantones orientales
Conocer los cantones orientales de Azuay: Gualaceo, Paute, Sígsig, El Pan, Chordeleg, Guachapala y Sevilla de Oro, es posible gracias a 10 fascinantes lugares que van desde la navegación, la aventura, el deporte extremo, la artesanía y la arqueología.
Esta es una ruta planteada por VisitAzuay, de la Prefectura de Azuay, para adentrarse en las entrañas de estos poblados e inmiscuirse en sus atractivos.
Pirotecnia

Gualaceo, por ejemplo, es el hogar de una familia que a lo largo de cinco generaciones ha construido un legado a base de pólvora. Se trata de la familia Orellana, que se consolidó artesanalmente con el primer museo de la pirotecnia en la provincia.
Erigido en el mirador de Tres Cruces de Gualaceo, este museo permite recorrer todo el proceso constructivo e histórico de la pirotecnia a partir de la experiencia de esta familia.
En la actualidad, el Museo Interactivo de la Pirotecnia Artesanal (MIPA) está administrado por Wilson Orellana, joven artesano que junto a su esposa permite adentrarse en los secretos de la pólvora. Orellana estima que esta tradición se introdujo en su familia, por lo menos, a partir de 1820, es decir, durante la colonia.
Todo ese bagaje de conocimiento lo exhiben en el museo en el que comparten detalles como la mezcla de químicos, el atado del carrizo y los secretos de los colores.
Toda esta ciencia artesanal se refleja en las tradicionales vacas locas, indios Lorenzos, pavos, ayahumas y, por su puesto, los castillos.
Conocer este museo pirotécnico tiene un costo de 2.50 dólares por personas, costo que cubre vivir una experiencia inolvidable que le permitirá acercarse a la labor artesanal que ilumina los cielos del país.
No obstante, se recomienda hacer visitas grupales para abaratar costos y mejorar la calidad vivencial.
Paja toquilla
Otro cantón oriental es Sígsig. Aquí, en la entrada al sector conocido como Playas de Zhingate, se tejen los secretos del sombrero de paja toquilla.
Un grupo de mujeres y hombres tejen la historia de la paja toquilla que, ahora, hasta se exporta.
Si bien las artesanas aún no reciben la retribución económica que merecen, sostienen que estos son los primeros pasos hacia una comercialización más justa y real.
Este grupo de artesanas y artesanos se denominan Asociación María Auxiliadora y en la actualidad cuenta con más de 100 socios en sus filas quienes sostiene esta tradición.
Ancestros

En el cantón Sígsig también hay tres lugares que son míticos: El Pailón, la fortaleza del cacique Duma y la Cueva Negra de Chobshi, todos relacionados con la arqueología.
El primero se esconde en un fascinante cañón repleto de naturaleza y misticismo que se levanta entre la quebrada del Puente Seco y Shabalula.
Es un espacio ideal para aventurar caminando entre gigantes muros naturales.
Al final, suele haber una pequeña cascada que aparece cuando hay presencia de lluvias.
El segundo sitio cercano es la denominada fortaleza de Duma, a unos 2 kilómetros de El Pailón.
La fortaleza es una construcción Cañari, de unos 140 metros de longitud y unos 1.80 metros de alto, ideal para acampar y sentir la presencia prehispánica en la región.
Pero lo más llamativo, es la denominada Cueva Negra de Chobshi. A pocos metros de la fortaleza, según investigadores, es el sitio más antiguo de Sudamérica en el que se ha encontrado evidencia de presencia humana. Se estima que en esta cueva habitaron humanos al menos hace 10.000 años.
Orquídeas

Uzhupud Garden es la meca de las orquídeas en Azuay. Se trata de un hotel impregnado de naturaleza viva que refleja la pujanza de una familia dedicada a cuidar el legado de estas plantas.
Uzhupud Garden se levanta en 10 hectáreas de terreno que albergan unas 55.000 especies de plantas de la cuales 3.500 especies son de orquídeas.
Si a usted le gustan estas plantas, este no solo es el sitio ideal para visitar, además, para vivir una experiencia repleta de colores y aromas.
Sevilla de Oro
El cantón Sevilla de Oro colinda con la provincia de Morona Santiago. Es el último de los cantones azuayos y es el hogar del corazón energético del país.
Aquí reside la represa de Mazar, que tiene cola de 32 kilómetros y cuya cuenca se ha convertido en hábitat de aves y animales silvestres, además de una oportunidad económica de los habitantes.
Gracias a HidroRide, habitantes de Sevilla de Oro hallaron en el turismo una forma de vida. Así han hecho posible lo inimaginable: navegar en los Andes.
Dos botes permiten a los visitantes recorrer distintos puntos de la gran represa cuya profundidad varía ente los 90 y más de 100 metros.
Desde los botes es posible avistar águilas, 12 especies de garzas, venados de cola blanca e incluso pavas de monte.
En la actualidad cuentan con al menos cinco rutas que varían según el interés de los turistas.
Navegar en los Andes es ideal para quienes desean desconectarse y vivir en paz y armonía con la naturaleza.
Cuadrones
De extremo a extremo se vive en Sevilla de Oro. Es así que en pocos minutos es posible pasa de las tranquilas aguas del embalse de Mazar, a la adrenalina de andar a bordo de cuadrones hasta el cerro Silván.
Por solo 20 dólares, los intrépidos turistas recorren 7 kilómetros hasta este mirador desde donde es posible observar la unión de los ríos Collay y el Paute.
Una aventura inolvidable repleta de hermosos paisajes de altura.La casonaLa Casona es una vivienda que tiene al menos 150 años de antigüedad.
Es una interesante vivienda que tiene un espacio denominado “la trinchera” en la base de la casa. Según cuenta Juan Amón, propietario, este espacio, que parecería solo para personas de baja estatura, se usaba para almacenar productos y animales.
Ahora es un museo puesto en valor gracias al esfuerzo de Amón y su familia. En esta antigua y restaurada casa es posible comer e incluso hospedarse.
Desde La Casona es posible observar el inmenso embalse de Mazar.
Mazar
Esta ruta también permite acercarse a uno de los proyectos hidroeléctricos más importantes del del país: Paute Integral.
A bordo de una chiva o ranchera, los visitantes, luego de un trámite bastante riguroso, acceden hasta la cresta de la represa de Mazar.
Una estructura que puede reunir hasta 410.000.000 de metros cúbicos de agua. Con la regulación del caudal es posible garantizar al suministro de energía eléctrica a al menos el 35 % de los hogares del país.
Muy cerca de Mazar, está la represa Daniel Palacios y la cueva de la llorona, vinculada a los proyectos energéticos, pero esa una historia que se contará en otro artículo.





