Ese fue el grito desesperado del pastorcito que jugaba con la credulidad de sus vecinos. La primera vez le creyeron, la segunda dudaron, la tercera lo ignoraron. Cuando el lobo apareció de verdad, nadie acudió en su ayuda. Uso este cuento en mis clases de Comunicación Política para ilustrar un principio clave: la credibilidad de …







