Empecemos por lo más básico. Es más fácil tener como imagen del desarrollo, los rascacielos de Manhattan que la fétida industria humeante que evacua líquidos putrefactos en los ríos y desertifica la tierra. Acepto que son imágenes que no necesariamente corresponden a la realidad, -no necesariamente-. Pero es claro que el “desarrollo” tiene un costo. …











