
El 11 de octubre se celebra el “Día para Salir del Closet”. En Ecuador, definitivamente, no es un ejercicio fácil; los constructos sociales, discursos de odio y la inseguridad que viven a diario las personas de la diversidad sexual así lo reflejan. 7 de cada 10 personas LGBTI sufren violencia y discriminación en el espacio público.
En tiempos de pandemia, mucha de la población LGBTI que logró salir del closet e independizarse económicamente, tuvo que regresar con su familia y soportar expresiones de violencia a cambio de tener dónde vivir y qué comer; se vieron sometidos a intervenciones terapéuticas de deshomosexualización que van desde conversaciones con líderes religiosos, citas con psiquiatras, hasta internamientos en clínicas de conversión, en donde violan a mujer lesbianas como mecanismo de sanación.
Cortazar dice “Hay ser lo que se es o no ser nada” y muchas personas se ven obligadas a no ser nada, por miedo al rechazo, al desamor de la familia o no poder cumplir con sus proyectos de vida, por el hecho de no ser heterosexuales. Debemos cuestionar nuestro rol personal en este silencioso crimen. (O)
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