Serenidad, capacidad de escucha, rectificar a tiempo, entender y sopesar la dura y hasta extrema realidad nacional, son vitales, impostergables para que gobernantes y gobernados impidan el eventual descarrilamiento del país. Urge también no querer gobernar a saltos, dejándose llevar por la coyuntura, hasta por el azar, la pasión, o por el resentimiento cuando algo …











