La industria alimenticia, por sí misma debe esforzarse al máximo por cumplir con estándares de calidad en sus productos para consumo humano. Cuanto le exijan los organismos de control, las normas internacionales, deberían ser adicionales a aquel cumplimiento. Todo eso es dable siempre y cuando prime, más allá del lucro legítimo, la conciencia, el respeto …











