
Con el presente texto se inicia una serie de artículos breves sobre la historia del deporte azuayo, con el objetivo de contribuir con la celebración del Centenario de la Federación Deportiva del Azuay, para lo que se prepara un magno desfile. Comencemos.
Con las ondas del modernismo llegaron a Cuenca, en la primera década del siglo pasado, la antibiótico terapia, la asepsia, el primer automóvil, la primera bicicleta y una pelota de fútbol.
El deporte, considerado como tal, se había iniciado en el Ecuador, en su Puerto Principal, a inicios de los mil novecientos. A Cuenca llegó un poco más tarde y con el madurar del tiempo se constituyó en una de las expresiones sociales relevantes, tanto por los logros competitivos como por su difusión ciudadana.
Hasta entonces, los cuencanos de los tiempos de la Independencia e inicios de la República se distraían con el ajedrez y otros juegos de salón, en los billares, en las riñas de gallos, en los toros y en las carreras de cintas a caballo, prácticas que podrían considerarse predeportivas por su contenido lúdico y agonístico.
En las zonas rurales se practicaba el pucara, al gallo pitina, el tucumán y la escaramuza que podría ser la continuación histórica del juego de cañas colonial.
Cuando en 1912 se conoció en la morlaquía esa esfera redonda de cuero que daba botes y debía manejarse con los pies, al llamado del capitán Francisco Villavicencio, acudieron a la plaza de San Sebastián algunos jóvenes de las familias aristocráticas de la ciudad.
Así nació el fútbol y en general el deporte moderno en nuestros lares. Se formaron los primigenios equipos integrados por estudiantes, militares y a poco también por los obreros de La Salle y de la Alianza Obrera.
El primer gran equipo fue el Chile, capitaneado por Alberto ‘Guillón’ Palacios que se mantuvo desde 1917 a 1927 jugando en San Sebastián y luego en el Stadium de San Blas.
Se dice que nadie le pudo ganar, ni siquiera el Londres armado por el inglés Leslie Spain, comerciante de sombreros de paja toquilla radicado en Cuenca, que para los de Pasto fue el iniciador del fútbol en Colombia. Sin embargo, también se cuenta que perdió un solo partido, frente al Calderón. (O)
Por. Ernesto Cañizares Aguilar
Especial para El Mercurio