¡El virus no perdona!

María Eugenia Moscoso C.

“Cómo se pasa la vida,

Cómo se viene la muerte

Tan callando…”            (Coplas a la muerte de su Padre, Jorge Manrique)

 

Cuando un amigo se va, “tan callando”, como dice el poeta, en estos aciagos momentos, surge en nosotros el interrogante en torno a cómo esta pandemia sorprende –sin aviso, de forma artera-  a jóvenes y a mayores, a pobres y a ricos, a sanos y a enfermos, sin distinción de raza, de edad, de género y de situación.

¡A Jaime Torres León lo conocí desde siempre! Empresario y emprendedor exitoso; gozaba de su quinta en Paute, al calor de su familia y amigos. El virus que asola al mundo entero sorprendió a este amigo y en un breve tiempo lo llevó al Paraíso. Ese mismo virus que nos tiene aislados y con incertidumbre en nuestras casas, preguntándonos ¿cómo permanecer lejos de quienes más amamos: hijos, nietos, hermanas, amigos, vecinos y expuestos a noticias tan dolorosas, al conocer que la peste se lleva a personas que nunca pensamos, podrían ser víctimas de esta pandemia? Es este el momento ideal para la reflexión y el análisis ante aquellos abusos y acciones indebidas que el ser humano ha cometido. Ahora es el momento de abrir nuestras ventanas a la solidaridad y a desterrar el egoísmo. Es hora de conjugar el verbo “compartir” y cuando la pandemia este conculcada, dar paso al reencuentro con los nuestros, para recrear del almuerzo familiar, del café con los amigos, de la mano extendida al necesitado, del gozo del trabajo, de la exteriorización de nuestros afectos.

Elevo una oración a Dios por nuestro amigo Jaime Torres León, quien cayó preso del mal y entregó su alma al Creador, en una aciaga noche del fin de marzo de 2020. (O)