Respiro económico

Hace tres décadas, uno de los gritos reiterados en las reuniones y manifestaciones estudiantiles y de obreros simpatizantes de la Unión soviética y China comunista era “No al pago de la deuda Externa”. Estas deudas son manifestaciones libres de la voluntad soberana del Estado que la ha contraído y, en los sectores público y privado, las deudas hay que pagarlas, si no se lo hace, las consecuencias para el que no lo ha hecho son negativas. En el caso de los Estados, la interdependencia económica es un hecho y no pagar una deuda, echa por tierra el prestigio y buen nombre del país y le condena a un aislamiento económico insostenible en Estados insuficientes económicamente.

Lo que es factible, en caso necesario, es renegociarlas, que no significa perdón. Se puede ampliar plazos o rebajar las tasas de interés, lo que es necesario si es que las condiciones del momento imposibilitan el pago en el plazo fijado. El gobierno actual ha sido exitoso en este problema ya que, en las actuales condiciones no es posible el cumplimiento, lo que no es un respiro para cuando la gravedad de las condiciones se atenúe. La crisis ya había, pero la pandemia mundial y la caída de la cotización internacional del petróleo la han agravado. Se trata de problemas no previstos ni previsibles para muchos países, ajenos a la gestión de los actuales gobernantes.

No debemos olvidar que el sobreendeudamiento lo hizo el anterior gobierno, con una visión en la que primó más la irresponsabilidad y vanidad del ex gobernante que los intereses colectivos. Esta exitosa renegociación facilitará la gestión del actual presidente cuyo gobierno termina en menos de un año. El mayor beneficiario será el que le suceda, difícil de predecir en la actual coyuntura, superando la vieja “estrategia” de endeudarme para el que me siga pague los platos rotos. Un serio analista internacional manifestó que un factor que facilitó esta gestión es que el Ecuador es un país dolarizado, acierto singular de Jamil Mahuad en su gestión.