Si yo fuera alcalde

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

OPINIÒN|

Estas últimas semanas he leído algunos comunicados ciudadanos dirigidos al alcalde Palacios, instándole a que tome decisiones firmes e inmediatas –no timoratas- sobre la protección de las fuentes hídricas en el cantón; la inacción y parsimonia frente a las concesiones mineras; la suspensión definitiva y no temporal de la impopular estación de bomberos en El Cajas y, por último, sobre la imperiosa necesidad de “dejarse orientar” por la mesa ciudadana qué, alarmada por el derrotero sin norte por el que Cuenca se dirige, le ha enviado cinco cartas las cuales no tuvieron respuestas concretas. La mesa, hace poco tiempo, mandó una sexta carta a manera de exhorto. ¿Será que la sexta es la vencida?

Lo menos que puede hacer el alcalde es convocar a sus integrantes principales y escuchar la propuesta de conformar un comité de crisis con las fuerzas vivas, similar al que se creó en el desastre de La Josefina y no emular a MacGyver. Cuando hay carencia de formación política, la vanidad suele encontrar terreno fértil en donde germinar. La función pública es una escuela perenne en donde el diálogo es fundamental para prosperar, nutriéndose de la experiencia de los demás.

No es dable que la Mesa Cantonal de Salud esté presidida por una neonatóloga y no por un epidemiólogo. Tampoco es dable que la falta de liderazgo que hace falta en la alcaldía, nos mantenga en un perpetuo estado de incertidumbre a la espera de que el COE Nacional decida por nosotros. Guayaquil ha demostrado su liderazgo a través de su alcaldesa qué, siendo mujer, no se amilana y exige que el Gobierno se siente a dialogar con ella. Me temo que el alcalde va a tener que sentarse con la representante del Ministerio del Ambiente y el obcecado comandante Lucero, para exigirles que deroguen el comodato que firmaron reubicando la estación de bomberos fuera de El Cajas.

Los llamados públicos de atención hacia su persona, deberían motivarle a recapacitar sobre su gestión antes y durante la pandemia y a reconocer que como todo ser humano, no está libre de cometer fallas.

Si yo fuera alcalde, haría una retrospección desde mi primer día en la alcaldía. ¿Será que estoy mal asesorada o mi terquedad me está jugando una mala pasada? (O)