Rojo…

Andrés F. Ugalde Vázquez

Lo peor, ciertamente, eran los domingos en la tarde. Era como si todo el envión de energía que comenzaba el viernes después del colegio, se ensombreciera de pronto. Un espacio vacío en el que las horas marchaban lentas e implacables hacia el lunes, mientras la vida se sumergía en el espeso y denso aburrimiento del domingo en la tarde. Y el aburrimiento es mal concejero. Lo sé porque algunas de las fechorías más memorables que consumé en mi adolescencia, fueron concebidas en esas tardes de domingo sin nada que hacer.

Algunos domingos nos salvaban los amigos, los queridos panas de la adolescencia que aparecían oportunos para evitar el naufragio y ganarle unas pocas horas al implacable inicio de semana. Y claro, estaba la otra opción, la mejor de todas: ver jugar al Cuenquita. Con mi viejo por supuesto, lo que hacía aún mejor el plan. Cuando se jugaba de visitante, pues instalados en su dormitorio comiendo sardinas y galletas. O mejor aún, acudir al templo, para verlo en vivo, escuchando la previa en la radio por el camino y hablando con el viejo de futbol y de otras cosas cotidianas. O mejor dicho discutiendo, porque yo en plena adolescencia, tenía la certeza de que lo que mi padre pensaba (en cuanto a fútbol, política, mujeres, normas de convivencia o cualquier otra cosa), eran cosas de viejos.

Y el viejo, bueno como siempre ha sido, disfrutaba de esas acaloradas discusiones y de verme hacer el bobo, sin quejarse jamás. Y por eso, solo por eso, los domingos en la tarde se hacían mejores. Luminosos. Inolvidables. Y son esos domingos los que hoy existen en mi memoria, no como días grises, sino como esos gratos momentos detenidos en el tiempo. Momentos poblados de esa nostalgia linda que también forma parte de la vida.

Fue en estos días, en los que mi querido Deportivo Cuenca cumplía medio siglo de vida, que un amigo, de esos que no saben de fútbol ni le interesa, me preguntaba: ¿Por tanta lealtad? ¿de dónde nace ese cariño tan grande por el Cuenquita? Bueno, allí lo tienen.

Feliz cumpleaños rojo… (O)