Recuperación: una decisión empresarial

Bladimir Proaño

Los riesgos de impunidad en el país, con noticias casi diarias sobre nuevos casos de corrupción, no ayudan a la percepción de la recuperación de los mercados. Los empresarios no se van a meter en una camisa de once varas cuando esperan frecuentes cambios de la arquitectura legal. Con cada Gobierno, cabe esperar algún cambio radical que responde más a una lógica ideológica y política que económica.

Para hablar de la recuperación necesitamos producir y la producción es una función creciente del capital, el trabajo y la tecnología; entonces, no debemos esperar del Gobierno para aumentar el empleo y la inversión, sino de la elección de las empresas para contratar trabajo, para lo cual la empresa compara el producto marginal del trabajo con el salario real. En forma análoga, para decidir si debe invertir o no en mas capital, una empresa compara el producto marginal del capital con la tasa de interés.

Entonces, salarios y tasas de interés son los precios que los empresarios resuelven siempre que el Estado brinde condiciones favorables para los negocios y que la política no se convierta en el principal problema de la economía ecuatoriana.

El movimiento económico en el Ecuador también es cíclico: Las épocas de crisis, y sobre todo cuando se debilita el gobierno, generan mucha inseguridad y no hay inversión ni pública ni privada; lo que, unido a la incertidumbre económica, lleva al repliegue. En cambio, en las épocas buenas, el Estado hace más inversión que la empresa, lo que implica que las empresas deben ser inversores a largo plazo y asumir los ciclos buenos y los malos. No deben plantearse desinvertir, todo lo contrario, deben aumentar los factores productivos y aumentar la producción.

La respuesta del producto y del empleo debe superar las rigideces, las empresas que basan su demanda de trabajo en el conocimiento del precio al cual esperan vender su producto y del costo del salario que contratan, pueden ajustarse para mejorar las remuneraciones y crear una capacidad de gasto que aumente la demanda agregada y con ello la producción y la recuperación económica.

Las empresas que están haciendo planes con plazos de 5 o 10 años sí pueden encontrar oportunidades, cuando dentro de su función de producción consideren incrementos de las inversiones dentro y fuera del país, en busca de ser empresas de clase mundial y quieran ser protagonistas de la recuperación. (O)