“Otra pandemia en Ecuador”

Hugo Lucero Luzuriaga

¡Sí!, metafóricamente otra pandemia, aunque no viral, un mal mayor no visibilizado que lacera las fibras íntimas del ser humano, que insulta y agrede a seres indefensos, que no siempre menoscaba físicamente pero que destruye lo más íntimo del ser induciendo a un futuro incierto, ante la tolerancia y apatía de los mayores, mostrados muchas veces como autoridades que se desentienden de la bofetada a la inteligencia humana.  Se trata de la “pandemia de abuso sexual a menores” que se incrementa en el Ecuador ante la permisividad de una sociedad dominada por la desvergüenza.

En verdad, aterra la nota periodística aparecida en “El Mercurio” ( 3-05-2021), donde se desnuda una realidad, la de los abusos sexuales en las escuelas, referidos como que: se reportan 4.066 víctimas entre 2014 y  2019, más de 2.000 profesores acusados de haber cometido abusos sexuales en las aulas, al menos 97 % de casos que involucran a profesores siguen impunes, que la Contraloría General de Estado  detectó que solo la mitad de los casos denunciados terminaron con la destitución de los abusadores, los demás quedaron casi en la nada, además de que el Ministerio de Educación nunca implementó un plan de erradicación de la violencia sexual. Adiciónese otra cruda y nefasta realidad: la de violencia sexual a menores que se dan en algunos entornos familiares y sociales, sobre todo en los encierros de pandemia que esconden muchos casos de abuso sexual.

Lo  queremos traducirlo en un SOS, un exhorto, un requerimiento a retomar acciones más  efectivas y eficaces al Poder Judicial, a  la Fiscalía, a la nueva Asamblea Nacional Constituyente y sobre todo a que el Gobierno de Lasso  inicie las acciones correspondientes y positivas por parte de su flamante “Frente Social”, en una campaña contra  el abuso sexual a  menores, que de dejarlo como está, es de esperarse un futuro incierto y lúgubre para las generaciones venideras y una vergüenza para un sector de la población ecuatoriana que está descuidando e irrespetando a  sus alumnos e hijos que han sido, son y serán el futuro de la patria. (O)