De nuevo el presupuesto

Bladimir Proaño

Los ecuatorianos recordamos generalmente el presupuesto del gobierno como deficitario, es decir que los ingresos públicos son menores a los gastos públicos. ¿Dónde radica el problema? Talvez en las premisas sobre las que se hacen los cálculos de los ingresos y los gastos. De pronto, como se trata de un acto de previsión y no una realización, no le dan la importancia que requiere, o de nuevo por que el ciclo presupuestario (preparación, discusión y aprobación, ejecución, intervención y control) a cargo de los políticos y burócratas se desinteresan frecuentemente y no hacen su trabajo con rigurosidad en cada una de sus fases.

Por lo tanto, un primer paso es exigir a la comisión que debe revisar el proyecto de presupuesto, lo haga siguiendo los principios presupuestarios (políticos y económicos) y que el mismo debe ser una efectiva herramienta de gestión de la actividad financiera del Estado y que la actividad presupuestaria debe institucionalizarse. Coincidimos que la previsión de ingresos es más incierta que la de los gastos. Dentro del gasto, la partida del rol de pagos de la administración pública es relevante y su control es clave, pero no es la solución eficiente ajustando la plantilla en cuánto a número de empleados se refiere sino a remunera en base a la productividad laboral. La salud, seguridad y educación, funciones esenciales del Estado, no pueden sufrir el ajuste presupuestario, más todavía cuando la pandemia revela las ineficiencias en los sistemas de salud. La inseguridad evidencia la continua violencia y el tráfico de drogas en cárceles, barrios y en las ciudades en general. La educación no da respuesta a la limitación del mercado laboral.

Frente a gastos públicos que, sí pueden preverse con certeza además de ser necesarios, la previsión del ingreso público se torna crítico. No puede sacrificarse el ingreso tributario, la desinversión pública (venta de empresas a valores de mercado justo y no a “precios de gallina con mal”) debe regirse por metodologías eficientes; y, los ingresos por contratación de deuda, deben utilizarse para financiar proyectos rentables, solo así el presupuesto cumplirá su verdadero propósito: instrumento de planificación y de distribución de la riqueza. (O)