El gigante dormido volvió a despertar

Refiriéndose a China Napoleón dijo: “no despertéis al gigante dormido”. Apenas se libraron de Napoleón, los británicos despertaron a China librando la guerra del opio.

Con la pandemia del Sars-Cov-2 y sus nefastas consecuencias económicas, sanitarias, políticas y sociales, el gigante dormido volvió a despertar. Actualmente China se ha convertido en la economía más dinámica del planeta, tan cierta es esta situación, que el gigante asiático se esfuerza por dotarse de la mayor cantidad posible de reservas energéticas del mundo.

El mundo moderno ha aprendido que los chinos son extremadamente capaces en los diversos negocios, y que tiene también un elevado nivel en la concepción de la vida familiar. Los chinos continuaron exhibiendo estas virtudes, aún en momentos en que su país se encontraba sumido en el caos.

En general la historia de China fue feliz desde el punto de vista político. Existe un fuerte contraste con la historia de dar unidad política y duradera a occidente, del imperio romano, que trato sin lograrlo.

Después de la caída del imperio romano, el mundo occidental, nunca logró recuperar su unidad política, dedicó enorme energía a todos los campos de la actividad humana, y en los últimos quinientos años unió toda la superficie de la tierra en los planos económico y técnico, y hasta cierto punto cultural.

La influencia política de occidente en el mundo fue divisoria; sin embargo, la unidad del globo en los planos técnico y económico es una realidad, con los EEUU como eje principal, pero no en el plano político.

A mi entender en un futuro cercano, China va a desempeñar un papel preponderante. La influencia política de China, tendrá mucho peso a nivel mundial, por el prestigio del que goza en la actualidad, y por la experiencia de veinte y dos siglos en que los gobiernos chinos mantuvieron unidos políticamente a centenares de millones de personas; cuya soberanía política  e influencia cultural son reconocidas, y se han irradiado por el mundo.

Es evidente que la hegemonía de los Estados Unidos está en retroceso, y que también China trata de llenar ese vacío tan pronto le sea posible. Todavía le

separan grandes distancias en desarrollo científico y tecnológico, y el PIB per cápita, pero llegará el momento en que el mundo hablará mandarín. (O)