Galería de inocentes

Hernán Abad Rodas

Aquellos a los que las manos de la justicia, no ha escogido como sus discípulos, no oyen cuando los llama. La justicia es la única libertad que existe en el mundo, porque eleva hasta tal punto el espíritu, que las leyes de los hombres y los fenómenos de la naturaleza no pueden alterar su curso.

La justicia tiene sus enigmas, pero lo que no es un enigma de la justicia, es el hecho de que concedamos muerte y prisión a los pequeños delincuentes, mientras se otorga honor, riqueza y respeto a los mayores piratas y déspotas.

Al paso que va la justicia en nuestro país sería de iniciar la construcción de una “GALERÍA DE INOCENTES”, ya que los señores jueces no quieren ver lo que la Fiscalía señala, con pelos y señales. Es decir, la culpabilidad de los sindicados autores de los más variados delitos y que exige todas las garantías que nuestra ley penal contempla para su enjuiciamiento.

Los señores jueces utilizan a discreción las medidas alternativas, muchas veces, por presión de las partes interesadas, y ordenan que los acusados porten el famoso grillete que va oculto en su cuerpo, por lo que pueden pasearse muy orondos sin que sean reconocidos y dejando a la Fiscalía en indefensión y con “el premio consuelo” de la apelación que muchas veces no prospera por la acumulación de causas que deben resolver.

Es incuantificable el monto del dinero que ha sido sustraído de las arcas públicas, en especial en el gobierno del Capo Correa y su banda, al punto que, de recuperarse, fácilmente se podría financiar el presupuesto nacional.

Los acusados del mayor robo de recursos públicos en la historia del Ecuador, tienen la ventaja de contar con dinero mal habido y además el patrocinio de abogados costosos, que están prestos a hacer incidentes procesales a fin de que se haga difícil la recuperación de los dineros robados.

El Estado debe depurarse y esterilizarse, mediante un baño garrapaticida, comenzando por la Asamblea, cuya actual estructura se ha demostrado proclive a la ilegalidad y a la trampa.

Debe empezar a brillar el sol de la justicia en la variada geografía del Ecuador y, con ello, puede iniciarse un proceso de renovación de la fe en las instituciones que fueron demolidas por los gobiernos de la ROBOLUCIÓN correísta y sus genuflexos apóstoles que aún extrañan al falso profeta. (O)