Minería ilegal en Zaruma

Las desgracias ambientales ocurridas en los últimos años en Ecuador no parecen sembrar ni una pisca de preocupación, no solo entre sus causantes, sino entre las instituciones encargadas de ejercer control e imponer sanciones previstas en la ley.

Es de dominio público lo ocurrido en Zaruma, cantón de la provincia de El Oro. Aquí la sed de oro desde los tiempos de la colonia está a merced de la minería ilegal.

Esa ciudad, Patrimonio Cultural del Ecuador y últimamente declarada Pueblo Mágico del país, se asienta sobre una inmensa red de túneles abiertos para extraer el codiciado metal.

El socavón ocurrido el 15 de diciembre de 2021, cuyo saldo fue el colapso de tres viviendas patrimoniales, deja tantas lecciones, las más, desagradables.

Tras lo ocurrido antes de aquel hundimiento, las autoridades prohibieron la minería ilegal en la llamada “zona de exclusión minera”. Pero lo desmienten los últimos sucesos.

En Zaruma debe ser, como siempre lo fue, por todos conocida la continuidad de tan condenable actividad. Pero nadie dijo nada, nadie actuó; pues, de forma directa o indirecta, todos medran del negocio; o ¿sobreviven en base a él?

El informe de las Fuerzas Armadas revela la localización de una red de túneles en un área de 177 hectáreas. Incluye el casco urbano de Zaruma, donde, al menos en teoría, está prohibido hacer minería.

Fueron abiertos, dice el informe, por mineros artesanales o “sableros” para extraer material “sin cumplir con normas de estabilización, seguridad, ni ambientales”. Vale la repregunta, ¿nadie en Zaruma conoció esto?

El Ejército decomisó municiones y explosivos, sin los cuales es imposible el trabajo de los “topos mineros”, posiblemente habitantes de la misma zona o asiduos visitantes.

Expertos en geología recomiendan el sellado provisional de las bocaminas no autorizadas. Luego se aplicará el cierre definitivo por orden judicial.

El enriquecimiento de unos pocos a costa de destruir el medio ambiente, de poner en zozobra a una ciudad entera, no puede estar por encima de la vida de las personas y de sus bienes.