José Delgadillo convive con 45 serpientes

Renée Lucía Ramos

José Alberto Delgadillo sueña con tener una tienda de exhibición de reptiles en Managua, capital de Nicaragua, aunque por ahora se limita a convivir en su casa con 45 serpientes, desde las más inofensivas hasta las más venenosas, a las que cuida como si fueran sus hijos, con el fin de demostrar, entre otros, que esos animales no son peligrosos sino se les molesta.

Delgadillo, un veterinario de 27 años que reside en Matagalpa, una ciudad del norte de Nicaragua, convive en su vivienda con 45 serpientes de 15 especies —algunas muy venenosas como la barba amarilla (Bothrops atrox)—, a las que considera sus «mascotas».

El joven coleccionista de reptiles explica que acoge en su vivienda a las serpientes en un intento de acabar con los prejuicios y estigmas que sufren estos animales exóticos, incluso bíblicos.

En su colección tiene, entre otras, falsa coral, boa constrictor, serpientes de cascabel (Crotalus), pitones (Pythonidae), culebrilla Verde (Oxybelis fulgidus), todas especies que existen en Nicaragua, y que han sido rescatadas, regaladas y otras compradas en criaderos.

La casa ahora se ha convertido en un pequeño albergue de reptiles, por el que se paga un precio simbólico por entrar y ver. (O)