Cierre vial e indiferencia

Azuay, Cuenca en particular, sufren por un letargo cívico, ciudadano; de falta de liderazgo. Es lo más cercano a la indiferencia.

Cómo interpretar la desidia, ese alzarse de hombros, ese dejarse ningunear a nombre de una malentendida “resistencia”, otra de las novelerías constitucionales.

A todos perjudica el cierre por 40 días de la vía Cuenca-Molleturo-El Empalme a la altura del kilómetro 49, donde un cerro se viene abajo y urge estabilizarlo aplicando lo más avanzado de las ingenierías civil y ambiental.

No, no por favor, no se trata de un simple derrumbe. La naturaleza se ha “rebelado” en ese sector y remediarla costará dinero, sacrificios colectivos, temporales por supuesto; renunciamientos, posiblemente a mejores alternativas de tránsito para quienes habitan en las comunidades cercanas al sitio. Eso lo saben todos.

Sin embargo, posiciones intransigentes, imbuidas de otros intereses, de anteponer la necedad al diálogo, impiden la ejecución de los trabajos. No son todos los moradores, sino grupos de dirigentes, algunos enquistados en los mandos de poder por más de veinte años.

Ante ese panorama, las autoridades y otros sectores cuya voz se necesitan en estos momentos se agazapan en el silencio, en la indiferencia.

La prefecta del Azuay no asume su rol; peor la Cámara Provincial. ¿Funciona esta instancia? El alcalde de Cuenca, en cuya jurisdicción cantonal está el epicentro del problema vial, mira a otro lado. El Concejo Cantonal, ¿dónde? El gobernador intenta hacer algo. El ministro de Transporte y Obras Públicas, quien carga el peso de la responsabilidad y está en el ojo de la crítica, incluyendo la malsana, luce solitario, indeciso.

¿Las autoridades han hecho causa común para, en un solo frente, con firmeza exigir, en este caso al gobierno central, las garantías necesarias para la ejecución de la obra? ¿O se les ocurre otro camino? O digan ¿en cuál bando se ubican?

No invocamos el uso de la fuerza; tampoco el de la violencia. Eso jamás; pero sí el uso de la razón. Ya basta de soportar tanto atropello a Cuenca, a la provincia.