Luces, cámara, ¡acción!

Santiago León

Como una película de Hollywood fue el robo de un cajero automático, en la vía Cuenca – Azogues. Los delincuentes llegaron de madrugada a la estación de servicio, amedrentaron al despachador de combustible, volaron con explosivos la estructura y se llevaron cerca de 43.000 dólares.

La “producción” de la escena se complementó con el derribo de un árbol, para evitar que la policía persiguiera a los ladrones. Claro está, los vehículos que circulaban por la zona se accidentaron. Todo ocurrió en pocos minutos, lo que impidió que las autoridades reaccionaran a tiempo.

Pero la trama de esta “historia” tiene un desenlace feliz. A pocas horas del atraco los investigadores detuvieron a los implicados. De forma simultánea se arrestó a siete personas a quienes se les encontró con el botín y otros artículos de dudosa procedencia. Lo particular de este hecho es que los antisociales tenían radios transmisores para escuchar la actuación de la policía.

Esperemos que el “libreto” terminé ahí. Puede que la justicia los mande a la casa y nuevamente se organicen para dar otro golpe. Estos hechos parecen sacados de un guionista de ficción, pero, lamentablemente, no es así. Es la realidad que se vive en Cuenca. Los robos a los cajeros automáticos se han vuelto una constante. Por más seguridades que se instalen el hampa sabe cómo vulnerarlas.

Pero si cree que este tipo de hechos sorprende por su sagacidad, le comento que hace pocas semanas sujetos armados ingresaron a un patio de vehículos y se llevaron automotores de alta gama. Y ni hablar de los hurtos a domicilios; por ejemplo, el sector de Challuabamba se ha vuelto blanco de la delincuencia.  Esperemos que estas películas de drama y terror dejen de “producirse” en la ciudad. (O)