La extrema pobreza en la cual se desarrollan, niños y adolescentes es la primera causa, por lo cual este grupo vulnerable, han decidido delinquir y abandonarse al consumo de estupefacientes, pero también existe un altísimo grado de responsabilidad de sus padres, que no han controlado las actividades a las que se dedican sus hijos e ignoran por completo, que tipo de amistades tienen, ni que lugares frecuentan. Los menores necesitan ayuda psicológica, pero el estado no les brinda tal ayuda, en consecuencia, son presa fácil de la delincuencia y el microtráfico. En ese ambiente de pobreza y violencia, miles de infantes y adolescentes están creciendo y son vulnerables al reclutamiento de bandas delictivas. Solo, en lo que va del año entre enero y mayo de 2022, 68 adolescentes han sido detenidos, 15 por tenencia ilegal de armas, que tendrían vínculos con pandillas. Así mismo se contabiliza de enero a mayo de 2022, 90 adolescentes, de entre 15 y 19 años, que fueron asesinados en nuestro País, sin contar que 17 niños, entre 5 y 14 años, fueron victimados como producto de una violencia no justificada lo que daría total de 107 entre jóvenes y niños asesinados. La inseguridad social en el territorio nacional, demuestra en forma contundente que las medidas que toma el Estado, para frenar la violencia son insuficientes o se está aplicando estrategias equivocadas. De otra parte, el delito de robo de enero a mayo de este año ha subido en un 29 % según las últimas estadísticas. Ya hemos manifestado en varias oportunidades, que todos los males que nos afectan responden a una estructura política mal diseñada, al igual que es necesario y urgente cambiar la Constitución y las leyes penales, si no queremos ir al despeñadero al que nos están conduciendo, políticos que no piensan en el país, sino en sus intereses personales y de grupo. Sr. Presidente, actúe antes que el Estado sucumba. (O)
