La plaza de San Francisco es un tradicional rincón cuencano dedicado al comercio, en el que trabajan 28 comerciantes provenientes de Otavalo, quienes se han convertido en parte del patrimonio del centro histórico.
Yo estoy aquí 35 años…», contó Juanita, comerciante del lugar, quien aspira a que el trabajo artesanal sea heredado por los descendientes de los comerciantes. “Siempre habrá alguien que se quede, se interesan por el estudio, pero jamás dicen no quiero esto (el comercio)» exclamó.
Los otavaleños son conocidos por su arte y particular vestimenta; las mujeres con sus anacos (falda) de color blanco, negro, azul marino, collar de mullos, chalinas y blusas con rosas otavaleñas bordadas a mano y hombres con sombrero, poncho, pantalón y alpargata blanca.
La vestimenta se mantiene aún con el pasar de los años. «Nuestra tradición no la podemos dejar», contó Juanita.
Decididos a trabajar y en busca de oportunidades, también han salido de la ciudad que los vio nacer a ciudades como Cuenca y países como Chile, Alemania, Francia e Italia… lugares en los cuales muestran su trabajo de música y artesanía.
Fotos: Xavier Caivinagua/El Mercurio
