Jackie

Édgar Plaza Alvarado

Nombre pequeño para una gran señora de todos los tiempos.

Al estar cerca del Día Mundial de la mujer y 60 años del asesinato del presidente estadounidense John Kennedy, hay algunas cosas poco sabidas de su esposa Jacqueline. 

La más pretendida, envidiada y deseada (aún sin ser curvilínea como su competidora sentimental-sexual, Marilyn Monroe), Jacqueline Lee Bouvier nació en hogar de oro y educación católica estricta de escuelas y universidades. Tal vez la infancia y adolescencia y parte de la juventud fuera feliz. Conoció a un político ambicioso joven, 12 años mayor, de elevado círculo social, John Kennedy, y llegaron a casarse. En pocos años sería el primer presidente católico de los EE.UU. de Norteamérica. Gustaba “exhibirla” ante todos, pobres y ricos, que resultaban cautivados con su presencia. Los líderes mundiales se maravillaban de conocerla y dejaban de lado diferencias ideológicas enormes. El rudo campesino Nikita Kruzhev, Primer Ministro soviético, se enternecía al estrechar la mano de la señora que no bebía ni fumaba, la de los ademanes correctos y el gusto exquisito por el lujo y el bienestar. 

La dama del hogar perfecto y supuestamente feliz, sonriente frente a los demás y a las cámaras, en la intimidad era otra. Inconforme con su figura cuyos brazos odiaba por largos y delgados y a los que a menudo tapaba sobre todo con guantes largos que ayudaban a cubrir la nicotina dejada por tanto cigarrillo que consumía cuando no la veían. Los antidepresivos y más drogas de la modernidad y la política la trastocaban. Cuando los asesores de seguridad preguntaron a Kennedy qué reducidísimo personal llevaría a un bunker antiatómico, mencionó delante de su esposa a una de sus amantes. Según la serie prohibida en los EE.UU., The Kennedy’s, Jacqueline optó por el divorcio, pero el suegro Joe Kennedy le ofreció 1 millón de dólares para disuadirla.

Quién sabe si el constante adulterio del esposo influyera para que lo abandonara despavorida cuando lo hirieron de muerte sin demostrar amor y valor afines. (O)