Beatriz

María Isabel Cordero mi.cordero@sendas.org.ec

Tenía 21 años y un hijo de 9 meses cuando descubrió su embaraza. Ella tenía lupus y serios problemas renales. Su médico le dijo que podía morir si continuaba con el embarazo y que su bebe moriría al nacer. Beatriz no pudo acceder a un aborto de forma oportuna, ella y su hijo murieron.

Beatriz vivía en El Salvador donde el aborto es ilegal, incluso cuando está en riesgo la vida de la mujer. Tiene penas de 50 años para quienes se practiquen un aborto, y de 20 años para un médico que lo haga.

Esta semana se discutió en la CIDH el caso de Beatriz, y pese a que se ha planteado varias recomendaciones al respecto, El Salvador, hoy liderado por Bukele, se declara orgullos como un país “libre de aborto”, cuando sabemos que la penalización no evita que haya menos abortos en un país o se reduzca la muerte materna.

Seguro el pronunciamiento de la CIDH será a favor de la vida de las mujeres, pero dudo profundamente que los países asuman la recomendación, más cuando los decisores sostienen discursos de criminalización y la vida de las mujeres. (O)