“La mala hora”

Bien vale, a nuestro juicio, tomar el título de una las novelas de Gabriel García Márquez, premio Novel de Literatura, para referirnos a “La mala hora” del Ecuador, el país donde siempre, al menos para cierta clase política, “el otro es el infierno”.

Tantas “plagas” al mismo tiempo se encadenan para poner al país al filo del despeñadero. A saber: un fuerte invierno causa inundaciones y daños viales; un terremoto cuyo poder de destrucción está a la vista de todos, excepto para ciertos políticos apostadores por el caos y las desgracias, así de por medio estén vidas humanas.

El “riesgo país” sube. Se anuncian movilizaciones, hasta para tratar de poner en vereda a la justicia, en este caso la constitucional, ni se diga para reclamar dizque derechos, o exigir juicios políticos, cuando, en el fondo, sus instigadores tienen el mismo fin: desestabilizar el país, la tesis del extremismo.

Hay más: el crimen organizado y la delincuencia común, pese el trabajo de la Policía, siguen ensangrentando al país, siembran el pánico en la población, convierten a nuestros puertos en lugares perfectos para exportar cocaína.

Y, claro, los esfuerzos para mejorar la atención en la salud pública no surten mayor efecto. El desempleo y el subempleo están en la misma marcha. El precio, a la baja, del barril de petróleo mina el presupuesto del Estado.

Y ahora, la “madre” de aquellas “plagas”: el juicio político al presidente Guillermo Lasso, la única y hasta obsesiva preocupación de sectores políticos, otrora irreconciliables, en cuyos radares no está contribuir, desde sus ámbitos, a solucionar los graves problemas del Ecuador; pues “el infierno es el otro”.

Calificado por Lasso como “golpe de Estado parlamentario”, esa tentativa, reelaborada tantas veces por “analfabetos constitucionales”, está en manos de la Corte Constitucional.

No hay duda, la aplicación del Derecho, de la Constitución, está en juego. Y justo en esta “mala hora”. (O)