Poniendo retro

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

Es que ya tocó probar el peculado. Y está difícil. No ha sido así no más.

Ya se encontraron con que ha sido flojo flojo, flojísimo, todo lo montado para hacer un juicio político al presidente desde la lógica del todo o nada. Ya al día de hoy, hay asambleístas poniendo retro en el sainete del juicio político.

            ¿Las razones? En algunos casos: sensatez y en la mayoría: escasez. Expliquemos. Sensatez desde la comprensión que el procedimiento llevado a cabo en la Asamblea Nacional ha estado lleno de errores, vicios, tropiezos e incoherencias. Han pensado algunos: ¿cómo se puede continuar con un proceso desnaturalizado desde el origen?

También, en los que tienen sensatez, porque al final ya han leído las disposiciones legales y encuentran que cuando se habla de peculado de un presidente, se debe mirar conductas de: abuso, apropiación, distracción o disposición arbitraria de dineros públicos para su beneficio o de terceros. Entonces, como se había dicho desde hace mucho por constitucionalistas serios del país, aquello no existe, ni de lejos, ni aún en la equivocada imprecisión de la Corte Constitucional cuando hizo el dictamen. Pues no hay un mínimo de conexidad o vinculación, no existe responsabilidad en ningún informe de Contraloría, ni siquiera hay un contrato firmado; al contrario, existe mucho de forcejeo argumentativo e improvisación. Seamos claros. Ni siquiera los asambleístas que propusieron el juicio político imaginaron que la Corte daría paso.

La escasez también motiva el retro. Los asambleístas tiemblan al saber que el presidente -de continuar el juicio político- puede activar la muerte cruzada y disolver inmediatamente al Legislativo, lo que supondría que se vayan a casa y muchos de los legisladores perderían sus planes de vida, remuneración y beneficios proyectados a dos años más; y claro, en su amplia mayoría no volverían a ver nunca un Poder Legislativo, ni de lejos, porque no han llegado por mérito propio.

            Mientras se apuesta a la sensatez y la escasez de unos cuantos asambleístas, el país se debate su institucionalidad y vida estatal. (O)