Los tres amores de mayo

David Samaniego Torres

Somos producto de un ayer cargado de peculiares circunstancias. No ahora, desde siempre. Dónde nacimos es quizá una de las circunstancias que más gravitan en nuestras vidas. Nacimos dentro o fuera de Ecuador. Nacimos en el oriente, en el litoral o en la sierra. La historia de nuestros padres, su profesión, estado económico, salud, cultura, etcétera son elementos que directamente gravitaron en nuestros años infantiles y juveniles. Bien puede suceder que haya una inconciencia sobre este proceso por ser algo tan natural y obvio. Sin embargo, lo que sucede en este intercambio de experiencias en el núcleo familiar es de vital importancia.

A modo de ejemplo para entender mejor el peso de las circunstancias vividas en nuestra infancia, niñez y juventud. Les cuento algo muy personal con la venia de ustedes. Yo procedo de una cultura rural afincada en un cantón pequeño de la provincia del Azuay. Mis abuelos maternos fueron lojanos y de Morona Santiago por parte de papá. Esto conlleva detalles que comparto: dos culturas agrícolas muy definidas: serrana del sur y de oriente. Mis abuelos fueron católicos practicantes y ese fue nuestro alimento espiritual. Nuestra familia se educó en colegios salesianos, dirigidos por un grupo de religiosos portadores de las semillas de la fe de su fundador Juan Bosco. No les cuento más. Algunos detalles de mi vida ustedes ya los conocen.  Lo importe es que hagamos conciencia que todas aquellas circunstancias mencionadas son las que marcaron de una manera distinta nuestras vidas.

Algo más que tiene que ver con el mes de mayo. Me enseñaron a tener un respeto especial por este mes. LOS TRES AMORES DE MAYO o LAS TRES MADRES DE MAYO se grabaron en mi mente en muy temprana edad. Los tres amores a nuestras madres que nos dieron la vida, a nuestra madre Patria y a nuestra madre María Auxiliadora.

De lo mencionado hasta aquí se puede aseverar que todo aquello que se enseñe y que se practique en temprana edad lo llevaremos siempre con nosotros, será nuestra mochila personal de incalculable valor.

A modo de colofón para quienes han formado sus hogares o están por hacerlo. Las circunstancias que acompañan a la formación de los hijos deben ser seleccionadas cuando es posible hacerlo o por lo menos cuidar que sean las mejores para obtener un equipaje importante para el futuro de sus vidas. (O)