Espíritu de las montañas

Nicanor Merchán Luco

Múltiples leyendas, relatos, fábulas, mitos, enseñanzas, hablan de que las montañas transmiten sus espíritus, su energía y su belleza. Los monjes de la India que viven en las montañas nos cuentan muchas lecciones y enseñanzas que nos invitan a reflexionar sobre la vida misma. Las montañas han sido un referente para todas las culturas del mundo, todas han sido afectadas por la imagen poderosa de la naturaleza, nos dicen que transmiten pureza, vitalidad. La montaña estuvo relacionada siempre con la religión, fue siempre morada de los dioses, las cumbres nos comunican la blancura.

Las personas, los caminantes y los andinistas que lograban subir con voluntad y la mente al límite en las altas cumbres en que la vida comienza a retirarse, deja el espacio al reino del más allá. Quien llega a una cumbre logra contemplar una visión diferente, se domina un paisaje lleno de belleza, se siente la energía y la hermosura de la misma montaña. Ellas parecen tener un carácter sagrado por ser la residencia del espíritu más puro. Según los textos clásicos del Maha Bharata y el Rig-Beda nos cuentan de la magia del Himalaya y de sus dioses.

Los incas adoraban a los Apus, al Señor de las montañas, los Apus fueron los espíritus protectores que velaban por las personas y por la naturaleza. La cosmovisión dice que las montañas eran entidades divinas que rigen sobre los destinos del ser humano, para los incas cada montaña tenía su propio espíritu, su propio nombre, su propio dominio protector. Los incas desde las cimas de las montañas se podían comunicar con los dioses, los espíritus. Los Señores de las montañas producen paz, tranquilidad y energía y junto a los poderes de la naturaleza pueden curar las heridas del corazón y de la mente. (O)