Descentralización y autonomía

Si a Cuenca se le reconoce el rol de su industria, el empuje laboral, la calidad de los servicios públicos, el buen nivel de su educación, ello se debe, entre otras razones, a su destacada habilidad para administrar con eficiencia y autonomía los escasos recursos con los que ha sido dotada y a su decidida demanda por mayor descentralización.  

Por ello sorprende la miopía gubernamental sobre dos decisiones que restan autonomía energética y agravan las doloras secuelas del centralismo: El traslado de las esferas de reserva de gas licuado de petróleo, y la eventual suscripción del fideicomiso de prelación de pagos del sector eléctrico.  En este contexto, la seguridad energética, no solo de Cuenca, sino de toda la región, se ve amenazada. Además, se vulnera la liquidez de entidades públicas como EMAC y el Cuerpo de Bomberos de Cuenca.

La descentralización y la autonomía constituyen los clamores primordiales de la región austral y, de manera particular, de la ciudad de Cuenca. De estas condiciones inherentes a la gestión pública se derivan decisiones que afectan a todos los actores involucrados. Si la ubicación de la cárcel es de carácter regional o no, si el mantenimiento vial es una necesidad urgente o no, si la administración de la empresa eléctrica es autónoma o no, si los fondos públicos destinados a la educación universitaria son suficientes o insuficientes, si el Parque Nacional Cajas goza o no de protección, si Cuenca y el austro conservarán sus reservas de gas, todas estas son decisiones que, desafortunadamente, continúan tomándose en distantes despachos gubernamentales.

Aquello que funciona con acierto, como la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur, debe ser incentivado y no socavado en su autonomía.  Frente a los riesgos geológicos presentes en la zona de Challuabamba, la solución podría hallarse en predios cercanos, evitando exponer aún más la seguridad energética de toda una región. Si la toma de decisiones se enfocara en preservar una perspectiva local, con una auténtica descentralización y un respeto riguroso por la autonomía, seguramente se encontrarían soluciones eficientes para atender las dos problemáticas que surgen apenas a unos meses de concluir la actual administración gubernamental.