Con complejo de asambleístas

Juan F. Castanier Muñoz

El decreto emitido por el presidente Lasso sobre la muerte cruzada, y que tuvo como efecto inmediato el respiro de alivio de la población del país por el cese de funciones de la Asamblea más desprestigiada de los últimos años, implicaba, además, el que las acciones del gobierno podían ejecutarse, durante el período de transición, a través de decretos-leyes urgentes cuyo único requisito sería el de cumplir con las normas de constitucionalidad calificadas por la Corte Constitucional. Hasta aquí todo parece sencillo, lógico y sobre todo, aplicable, pero, he aquí que en el país del guineo, donde no hay nada “imposible” de suceder, los magistrados de la Corte Constitucional han comenzado a “revisar” los decretos-leyes del Presidente que han llegado a sus despachos, a desmenuzarlos, a ver si cumplen o no con el criterio de urgencia, a ver porque no se los emitió antes de la muerte cruzada, a juzgar si a lo mejor es preferible que los tramite el nuevo gobierno, en suma, a “buscarle tres pies al gato”, como bien podría resumirse la acción de los magistrados constitucionales en frase conocida de la sabiduría popular.

Lo increíble de esta cacería de brujas contra los decretos del ejecutivo, se consuma cuando la Corte Constitucional echa abajo un plan para el refinanciamiento y el mejoramiento de las condiciones de pago de las deudas pendientes de estudiantes con el Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas (IECE), aduciendo que no se trata de una medida de urgencia (¡!). Entendemos que los magistrados con sus jugosos emolumentos no tengan los apuros del común de los mortales para pagar un crédito y, peor aún, si este se encuentra con obligaciones vencidas, pero, cuan bien habría caído la medida gubernamental a miles de estudiantes sin capacidad de pago por las conocidas incidencias de la pandemia.

No conozco detalles sobre las motivaciones de los magistrados constitucionales en sus últimas actuaciones, pero el criterio expuesto por el doctor Hernán Salgado, ex presidente del organismo, al respecto, me exime de tener que dar una opinión más concluyente. Sus fallos quedarán para el olvido. (O)