Ecuador necesita ecuatorianos 

David Samaniego Torres 

Un buen día nos olvidamos que Ecuador, sin nosotros, los ecuatorianos, está destinado a desaparecer. En nuestra infancia, juventud y buena parte de la edad adulta siempre supimos y nos cuidamos del ‘enemigo del sur’, pero nunca vimos crecer fuerzas nocivas, agrupaciones malévolas de ecuatorianos, dentro de nuestro territorio, con ansias de hacerse del país para sus anchas, para sus caprichos y antojos, de enajenar el presente y robarse también el futuro. Pero ese día llegó: ¿cómo y cuándo?

 Esbozo en párrafo aparte pistas de aquellos elementos que nos han conducido a enajenar la patria, a ponerla al servicio de políticos degenerados, a entregar su paz a organizaciones mafiosas de la droga y a crear células criminales destinadas a generar zozobra, a diezmar hogares, a hacer del desorden y el peligro monedas de todos los días. 

Si bien nuestra tragedia tiene sus raíces en el siglo anterior es ahora, luego del dos mil, cuando aparecen con fuerza conductas impropias que son impulsadas desde el poder central y que son respaldadas por los organismos de control y por estamentos judiciales en los diversos niveles; de esta suerte la justicia pierde su razón de ser porque se convierte en el patio trasero de gobiernos para obedecer caprichos, ejecutar  venganzas, convertir a la nación y sus objetivos en un espacio ajeno a las finalidades de un estado.

-Un problema por demás grave y que ha sido la cruz del gobierno del presidente Lasso, fue y es la imposibilidad de deshacerse de funcionarios incrustados en los diversos ministerios, personas destinadas a rendir aún tributo a quienes les dieron sus puestos y les chantajearon de por vida para tenerlos, ellos ausentes del poder, sin embargo, a su servicio.

-Les invito a traer a sus mentes las conductas de la Asamblea Nacional, la Administración de justicia, el accionar de la CPCCS. Estos organismos, fundamentales para la buena marcha del país, se encuentran a la deriva siempre en busca del mejor postor.

Cuando leo (semanas antes de posesionarse el nuevo Presidente de Ecuador) que un dirigente de la Conaie condiciona al joven mandatario con el cumplimiento de un listado de exigencias, siento repugnancia de la conducta de ciertos actores políticos porque ellos jamás entendieron lo que es patria y cuáles son sus deberes hacia ella.  

Dios no hará aquello que nosotros dejemos de hacer.  Ecuador necesita de ecuatorianos que lo amen, de verdad.  (O)