Noviembre

Caroline Avila Nieto @avilanieto

Caroline Avila nueva

Para quienes vivimos en Cuenca, el mes de noviembre representa más que uno de los feriados largos que en Ecuador acostumbramos a marcar en el calendario.  Más que una celebración con colada morada y guagua de pan, más que un programa de colegio entre el cuy con papas, el mote y la chola cuencana. Representa un signo de identidad. 

Noviembre es la época para recordar nuestra herencia, porque la tradición castellana, arraigada en las familias, pone al corazón en sintonía con el recuerdo del amado ausente. Y como la pena, cuando es compartida, parece que duele menos, nos damos modos de reunirnos para recordarlos.

Noviembre es también la época de la independencia, tiempo para insistir en la autonomía, en la descentralización, en la protección del Cajas, en la movilidad alternativa, en la seguridad, en la conectividad.  Si bien a la guapa Cuenca pareciera que no le hace falta nada, y más bonita se pone cuando está enfiestada, no nos engañemos en noviembre, el mes que además se insiste en la prevención de la violencia contra la mujer en una ciudad y región que sigue liderando estas doloras estadísticas.

En lo personal, noviembre es el mes de las mariposas, de la eterna sonrisa de mi preciosa hermana.  Era el mes en que celebrábamos su presencia, ahora sólo nos queda su memoria.  Noviembre es el mes que más me cuesta respirar, porque sin ella parece que el Tomebamba se seca más rápido, al Cajas le llega menos el sol, y hasta las nubes se aguantan las lágrimas, esas que me salen más abundantes y desordenadas recordando sus 42 años conmigo. 

Comienza noviembre en la guapa Cuenca.  Que sea este un mes para reivindicar nuestra identidad desde la esquina que hayamos escogido como propia.  Yo escogí vivirlo con el recuerdo de mi Mary, con una hermosa mariposa amarilla fundida en el rojo de mi corazón. (O)