Desilusión

Marco Carrión Calderón

El triunfo de Daniel Noboa, y la derrota del correísmo con todas sus aberraciones, produjo tranquilidad y en el espíritu brilló una luz de esperanza. Desgraciadamente no han pasado muchos días para que el pesimismo invada el panorama nacional.

Bien es cierto que la democracia exige que se tenga que concertar y llegar a acuerdos para que sea posible gobernar cuando no se han establecido mayorías suficientes en el parlamento, pero no es menos verdadero que esos acuerdos no pueden establecerse dejando de lado principios y sobre todo la voluntad popular. Resultó clarísimo que el anti correísmo, la oposición abierta a aquel nefasto régimen que llenó de oprobio y corrupción a la república, se impuso en el último proceso electoral. No es creíble que la persona de Daniel Noboa por sí sola haya conseguido la mayoría que le permitió ascender al solio presidencial. Fue el rechazo a una candidata que a todas luces era simplemente un títere de Correa.

A pesar de eso, por la necesidad de armar una mayoría parlamentaria, vemos como se han unido la bancada del presidente electo, con la del PSC y la del prófugo que sigue haciendo política en el país a pesar de que, por su calidad de “refugiado” en el Reino de Bélgica, tiene prohibición expresa del Derecho Internacional para hacerlo. En contra de la voluntad popular, expresada en las urnas, el correísmo ha conseguido la presidencia de seis Comisiones Especializadas Permanentes, sin considerar la formación o experiencia de las personas. Algunas son tan claves como las de Fiscalización, de Justicia y de Garantías Constitucionales. Eso significa que el prófugo Correa será quien determine qué deben o no hacer y sobre que asuntos legislar. Los miembros de su partido no se atreverían jamás a no acatar las órdenes de aquel. Para prueba ya salió el proyecto de amnistía para Ricardo Patiño (el capo de la narcovalija y la subversión)

Por eso es imposible no sentir una tremenda desilusión ante el panorama que se cierne sobre este desventurado país. Saber que el funcionamiento de la Asamblea Nacional en buena parte será dirigido desde Bélgica, a pesar de que la mayoría de ecuatorianos no hayamos querido eso, es indignante para ser claro. (O)