Corría el mes de agosto de 2020 cuando una descomunal explosión, causada por la detonación de más de 2700 toneladas de nitrato de amonio, sacudía hasta los cimientos de Beirut, la ciudad eterna del eterno Líbano. Explosión que además de destruir el puerto y gran parte de la ciudad, sumía al humilde pueblo libanés en un colapso económico y político sin precedentes del que aún no logran levantar cabeza, mientras la comunidad internacional, liderada por Amnistía Internacional, exigía una investigación para determinar los culpables de jugar con la vida de la gente en esta tierra de nadie.
Hoy, nuevamente, es ese sencillo pueblo el que se amenazado por una catástrofe aún mayor: la «Línea Azul», siniestra frontera que divide Líbano de Israel, donde se encuentra ese infierno en la tierra, llamado franja de Gaza, hoy vive tensiones imposibles de imaginar, en medio de este interminable conflicto entre el Estado judío y Hamás, este grupo de fanáticos insurgente que, al parecer, es tan difícil de encontrar como de derrotar. Y claro, los actores son innumerables, empezando para UNIFIL (la fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano), quienes poco o nada pueden hacer para detener la escalada de ataques entre Israel y Hamás, junto con los intentos de Hezbolá de calentar la frontera
Originado en 1982 a causa de la invasión israelita al Líbano, Hezbolá, nacido del odio y la indignación, ha evolucionado de un grupo de resistencia al principal actor político del Líbano, respaldado financiera y militarmente por Irán, otro jugador clave en la escalada de tensiones, donde la amenaza nuclear de Israel pesa sobre la humanidad como una guillotina.
Y claro, son innumerables las voces que abogan por una paz integral, por la importancia de diálogo y la estabilidad a través de la diplomacia. Sin embargo, poco o nada podrán hacer ante la dura realidad de un Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que, si bien entró en vigor desde 1970 para fomentar el uso pacífico de la energía nuclear, enfrenta los desafíos de la oposición de las mismas potencias nucleares, como Estados Unidos e Israel. Paradojas, peligrosas paradojas de nuestros tiempos… (O)
