Anécdotas de Hugo Barrera, integrante del plantel fundador del Deportivo Cuenca

Deportivo Cuenca
Hugo Barrera (I) ingresa a la cancha del estadio Alejandro Serrano Aguilar junto a sus hijos Hugo y Henry.

Hugo Barrera tuvo en su madre Zoila Segovia un gran soporte para desarrollar su talento en el fútbol. Cuando tenía 16 años y jugaba con Deportivo Gloria en el Ascenso, ella se encargada de ponerlo de pie a las 05:30.

Sabía que su hijo debía madrugar para despertar al resto de sus compañeros. El entrenamiento empezaba a las 06:00 por el sector de la llamada ‘Correccional’, en la Feria Libre.

Me iba en la bicicleta por toda la avenida Loja. Recuerdo que golpeaba la puerta de cada casa. Los papás salían bravísimos, pero yo ya pedaleaba para ir a golpear otra puerta. Yo era el que los iba a ver y el que llevaba la pelota. Entrenábamos máximo hasta las 08:00 porque todos trabajaban.

Barrera dice con propiedad “el fútbol nació conmigo”. Empezó a mostrar su talento en la Escuela Federico Proaño pese a que nadie le enseñó a dominar el balón.

Las veces que pudo, tomó la mano de su vecino Luis Mendieta -exgloria del fútbol e indor azuayo- para ingresar al estadio y observar a figuras del balompié local.

Ellos le inspiraron para empezar a entrenar por su cuenta, a dominar “pelotitas de trapo”, hacer cascaritas y a correr detrás del balón por el patio de la casa.

Esa costumbre la adaptó después en su etapa profesional. Durante las vacaciones le gustaba ir a trotar al parque El Paraíso donde llegó a coincidir con Rolando Vera y Hans Ortega, futbolista cuencano al servicio de Liga de Quito.

“Jamás me lesioné”, resalta. La única lesión de consideración que tuvo fue en un compromiso contra Liga de Portoviejo. El delantero Ramón Manzaba (+) le rompió la nariz de una patada.

Tengo el tabique hecho leña. Yo defendía de cabeza y cuando caía, ya no había pelota, sacó el pie y me dio un patazo.

Hugo Barrera (I), Fabián Pazmiño, José Villafuerte, Iván Caicedo y Fausto Klinger. Foto Cortesía

Inicios en el profesionalismo

Su historia en Deportivo Cuenca empieza en 1971. El argentino Carlos Raffo tomó como base del plantel a la Selección del Azuay. A los 22 años firmó su primer contrato.

Fue en la presidencia de Alejandro Serrano Aguilar. El único pedido que hizo fue hablar con Deportivo Gloria para que puedan negociar su pase.

Recuerdo que lo único que dieron fue unos juegos de uniformes. Yo decía: por qué solo eso. Mi gran amigo Víctor ‘Araña’ Martínez (+) me dijo: tienes que pedir plata, tienes derecho. Para jugar solicité 40.000 sucres. Hicieron una reunión extraordinaria, cuando terminó me dijeron: no tenemos ahora plata.

Como parte de pago le entregaron una camioneta Datsun 1200. El resto quedó pendiente. Con el tiempo se olvidaron del compromiso pactado.

De sueldo me dieron 1.000 sucres mensual. El resto de compañeros que venían de otros equipos, no eran titulares, ganaban 7.000, 8.000. Por ser convocado a la Selección Nacional me subieron a 3.000….

El sueldo que recibía como contador del Hotel Cuenca le ayudaba a equilibrar sus finanzas.

En su época de futbolista activo admiraba a Alberto Spencer. En 1971 lloró de la emoción. El DT Raffo le confirmó de titular contra Barcelona SC, en Cuenca, aunque su misión era no dejarle respirar a ‘Cabeza Mágica’.

Yo jugaba de volante. Raffo me dice: tenés que apegarte a él, no le dejés cabecear. Si se va a otro lado, le seguís atrás.

Su sorpresa fue cuando “me tocó el hombro, me viré y me dio un puñete que me partió el labio. No imaginé que iba a actuar de una forma que nunca lo hizo».

Después del partido se disculpó. «Me dijo: vas a ser un fenómeno. Cuando dejó el fútbol, como entrenador, me quiso llevar a la Universidad Católica, al Emelec, al Técnico Universitario, pero el Cuenca no me vendió”.

Hugo Barrera (I), José Messiano, Enrique Aguirre, Gerardo Reinoso e Iván Caicedo. Foto cortesía.

Nueva posición de Barrera

Con la llegada de Rodolfo Zamora a la dirección técnica del Cuenca, en 1973, Barrera empezó a jugar como marcador de punta.

Años después le arrebató el puesto a Alfonso ‘Rey’ Quijano, quien llegó al Club después de festejar cuatro títulos con Barcelona SC (1963, 1966, 1970 y 1971).

En el camerino, el entrenador da la alineación y de un partido a otro me pone en lugar de Quijano… Antes de salir al túnel, Alfonso me coge, me abraza y me dice: Hugo te felicito, vos vas a ser grande, pero el ‘Rey’, profesor, nunca puede estar en el banco. Se despidió de los compañeros y se fue de Cuenca.

En 1978, frente a Barcelona, le mandó al hospital a Ángel Liciardi, con quien hasta ahora mantiene una buena amistad. Barrera cambió de posición con Iván Caicedo al ver que el ‘Tano’ le “decía algunas cositas” al ‘Clavo’.

A Liciardi le acaricié todo y quedó lesionado. La verdad, también le di un puñetito, por algunas cosas. La ambulancia lo llevó y yo no pude salir del estadio. Tuve que salir disfrazado de policía porque decían que yo le pegué a Liciardi.

En 1981 tomó la decisión de retirarse del Cuenca junto a ‘Pipo’ Vélez. Barrera señala que por reclamar un mejor trato al futbolista cuencano (sueldo y minutos en cancha) empezó a enemistarse con los dirigentes.

En 1982 se vinculó a la Liga Universitaria de Cuenca, pero al perder la categoría de forma automática (de la Serie B a la Segunda Categoría) por sobornar al árbitro de un partido, tomó la decisión de colgar los botines.

Me quiso llevar el 9 de Octubre, Everest a Guayaquil. Preferí seguir estudiando y me gradué de Economista.

Jorge Paladines, Hugo Barrera y Carlos Sevilla durante un curso sobre fútbol en México DF. Foto cortesía.

Otras facetas de Barrera

Como asistente técnico de Ramiro Blacutt recuerda que el boliviano le pidió que le cuidara a Carlos ‘Ventarrón’ Quiñónez. “Todos los días, después de dar clases en la Universidad, me iba a su casa y le decía: vengo a tomarme un tinto nada más”.

Ante la salida de Blacutt por enfermedad de su esposa, tomó las riendas del equipo de manera interina. Algo que resalta en esas nuevas facetas fue el cariño que percibía de los hinchas cada vez que ingresaba al estadio.

Entre aplausos me gritaban: don Ramón, don Ramón… (por su parecido al personaje del Chavo del 8) y a mis hijas Paolita (+) y Andreita les gritaban: chilindrinas, tan, tan, tan; chilindrinas, tan, tan, tan… Nunca me resentí por eso, entendía que me lo decían por cariño, amor, respeto….

En la actualidad, Barrera, de 75 años, disfruta de su jubilación. Además de ser docente universitario, fue profesor en el Colegio Antonio Ávila. Los sábados se toma un tiempo para reunirse con los amigos.

El día que reciba el llamado del Todopoderoso le gustaría que le recuerden como “una persona tranquila que siempre estuvo dispuesto a colaborar”.

Hugo Barrera se jubiló como docente hace una década. La exgloria del Deportivo Cuenca disfruta el tiempo con su familia y amigos que le dejó el fútbol. Foto El Mercurio

Algo más sobre su carrera deportiva

  • Hugo Barrera es de los contados futbolistas cuencanos que pudo integrar una selección nacional en tres temporadas distintas: 1972, 1975 y 1978.
  • El narrador deportivo Leonardo Muñoz Eljuri (+) le bautizó como ‘Vitalac’. Relacionó el nombre de una empresa que distribuía leche, con el significado de: ‘tener leche’ = ‘tener buena suerte’.
  • El mejor momento que le regaló el fútbol fue cuando sus compañeros, en especial los extranjeros entre ellos Liciardi, invitaron a su madre a viajar en avión a Guayaquil. Fue en agradecimiento a la atención que recibían en la venta de verduras.
  • La pregunta que sigue rondando en su cabeza es ¿por qué no me vendieron a Barcelona SC en 1971, 1972?

El DT Otto Vieira habló conmigo en el Hotel (Cuenca), habló con los directivos. El Club ofrecía plata en efectivo y toda la taquilla de un partido del equipo en Cuenca, pero no me vendieron.

  • En 1971, en el primer partido de local del Cuenca, Barrera fue el autor del segundo gol en el triunfo por 2-0 contra Norte América.
  • Barrera fue el autor del primer gol del Cuenca como visitante. Fue contra Juventud Italiana en Manta.

El arquero era Pincay que después fue mi compañero en el Cuenca. Recuerdo que los Sres. Hermida me regalaron un anillo y el recibimiento en mi barrio La Gloria fue inolvidable. Llegué a la madrugada, la calle estaba llena de amigos, de hinchas.

Hugo Barrera celebra uno de sus goles en el estadio Alejandro Serrano Aguilar. Foto cortesía.

Texto: Bolívar Sinchi T.

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